Tomo I Monterrey
Marzo 1 de 1888. Número 11.
Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
Lágrimas
Mercedes de Velilla
Tiene, así como el cielo su rocío
su llanto el corazón: lluvia escondida
que brota á impulsos del dolor impío
en las gigantes luchas de la vida.
*
No sabemos quizás por qué lloramos,
pero sí que el llorar es nuestra suerte,
y si con llanto al mundo saludamos
con llanto nos despiden en la muerte.
*
¡Lágrimas, es verdad! En nuestra historia
esa palabra se escribió por lema,
y queda siempre, al fin de toda gloria
llanto desolador que el alma quema.
*
Ancho raudal á nuestros ojos sube,
que muerta la ilusión, roto el encanto,
el desengaño, cual sedienta nube,
del mar del corazon recoje el llanto.
*
Ni aun en la copa del placer bebiendo,
las penas de la vida, han de olvidarse,
porque en ella al beber, se está creyendo
que pueda al fin de lágrimas llenarse.
*
Ellas son la señal consoladora
que suplica una tregua en la batallá,
y son también la lluvia precursora
de la tormenta que en el pecho estalla.
*
Emblema son de amor y de ternura,
la voz con que nos habla el sentimiento,
y son la fuente inagotable y pura
donde sus alas baña el pensamiento.
*
La humanidad pagando su tributo,
inunda con sus lágrimas la tierra,
porque ellas son de la desgracia el fruto;
como es la sangre el fruto de la guerra.
*
Lágrimas ¡ay! por el dolor creadas,
siempre del hombre compañeras fueron;
en la cima del monte derramadas,
la humanidad culpable redimieron.
*
Cual la luz de una tarde que declina,
piérdese la esperanza, apénas brota;
y sólo el sufrimiento no termina
ni el raudal de las lágrimas se agota.
*
Ellas que ofrecen bienhechor consuelo,
no dejarán al mundo en abandono;
su cuna es el dolor, su patria el cielo
y el corazón de la mujer su trono

