Tomo I Monterrey

Marzo 15 de 1888. Número 12.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Escuela Normal de profesoras

Delia

Con bastante placer se ha visto de algunos años á esta parte, que no se ha desatendido el importante ramo de la instrucción en la juventud estudiosa; apenas se encuentra el niño apto, después de completar los rudimentos de su instrucción primaria, emprende con nuevo vigor por el campo del saber; un vasto horizonte se presenta á su vista, una fuente vivificadora donde refrescar su cerebro privilegiado. Dignos Catedráticos y sabios Directores, sustituyen al modesto Profesor, en los colegios preparatorios, donde ensancha el niño sus conocimientos para de ahí emprender los estudios profesionales.

Al llegar á este grado puede continuar sin tropiezo su marcha intelectual; la senda del saber no se interrumpe; siguiéndola con fé y constancia llegará á saborear el fruto de sus afanes, ya en la Escuela de Jurisprudencia ó ya en la Medicina. Si tiene vocación para el magisterio encontrará una Escuela Normal donde perfeccionarse, y si para la teología un Seminario, donde recojerá con acierto todos aquellos conocimientos propios para el caso.

La Ciencia alumbra con su antorcha luminosa al hombre; á cada paso encuentra un faro de luz que le guíe, una mano protectora que le esplaye más y más, donde recrear su fantasía; ora instituyendo nuevos colegios, ora mejorando los ya existentes.

¿Y para la mujer? ¿Con cuáles ó con cuantos colegios cuenta nuestro Estado? Tan sólo con los Institutos de instrucción primaria, donde se inicia apenas en el saber; se le enseña la luz y luego se le deja caminar á tientas, sin ver las más veces logradas sus aspiraciones. Sin embargo, se comprende bien lo interesante que es la instrucción al sexo débil y se le pretende iniciar en los portentos de la sabiduría; pero no se le abren completamente las puertas del saber, permanecen cerradas para ella; ¿y por qué? ¿acaso la mujer instruida, con serlo, desconoce sus deberes? ¿olvida el papel tan interesante que tiene que desempeñar en el camino de la vida? Lejos de esto, sabrá cumplirlos con acierto, comprenderá mejor su situación, y acostumbrada á descubrir cada día nuevos conocimientos en los estudios, con la suspicacia que le caracteriza y con su inteligencia desarrollada, sabrá buscar en los corazones los gustos y los deseos para mejor complacer á los mienbros de su familia.

Pero no es nuestro ánimo encarecer aquí lo interesante que es la instrucción en la mujer, ni nos guía tampoco el deseo de repetir las ventajas que resultarían á la sociedad con ello, sino la conveniencia de instituir colegios donde se instruya. El interés que nos inspiran nuestras paisanas, nos precisa á elevar nuestra voz en este respeto, no pudiendo permanecer por más tiempo en silencio, por honor del Estado donde se mecieron nuestras cunas, el cual ha llegado á un grado de cultura que es indispensable cuente con esa importante mejora social.

En nuestro número 10 se hace mención de las Profesoras que en el término de diez años han recibido sus títulos. ¡Mas, con cuántos afanes! ¡y cuántos tropiezos no tendrían que sufrir para adquirir tan honrosos lauros? Hoy recibiendo una cátedra de una persona; y mañana de otra, con mil sacrificios y penalidades, por no haber una escuela donde se hagan los estudios regularizados, donde aprender bajo un mismo sistema todo lo concerniente al profesorado.

Interesadas, pues, en el progreso de la mujer, pedimos á quien corresponda, la erección de una Escuela Normal de Profesoras; esto sería de suma utilidad para tanta niña que está en vías de seguir por la senda del saber á su completo perfeccionamiento, para tanta joven que suspende su jornada cuando empieza á vislumbrar los fecundantes rayos de la ciencia.

Nada significa por cierto nuestra voz para ser debidamente atendida; pero cuando menos será el preludio de esa grandiosa obra, si se lleva á cabo como lo esperamos. “El Pueblo” dice que ya el Gobierno del Estado, piensa realizar este proyecto: Ojalá y se cumplan tan firmes propositos, será nuestra dicha apetecida el ver que de veras se inicia á la mujer en el sagrado templo de la sabiduría.