Tomo I Monterrey

Mayo 1 de 1888. Número 14.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Opinión de la prensa

(Continúa)

A “LA VIOLETA.”

Tan luego como sentamos plaza en las honrosas filas del periodismo, procuramos remitir “El Progresista” á todas las publicaciones congéneres de que hemos tenido noticia; y nos es muy grato manifestar que la mayor parte de aquellas publicaciones se han dignado establecer con nosotros el cambio de costumbre, sin fijarse en lo humilde y reducido de nuestro periódico. Entre aquellas que nos han visitado contamos “La Violeta,” que se publica en Monterrey, y es redactado por un simpático grupo de instruidas Sras. y Sritas., que comprendiendo en toda su magnitud la necesidad imperiosa de la educación de la muger, necesidad que ―pésele al mundo― no está satisfecha ni concebida quizá; esas inteligentes Sras. y Sritas., repetimos, venciendo la timidez propia de su sexo, se han lanzado intrépidas al estadío de la prensa, con ese amor digno de su delicada misión, para iniciar un estudio, para promover una reforma, que será en el porvenir querida como una justa esperanza y adorada como una santa religión.

Y tal iniciatiiva en ellas, es por cierto la satisfacción de una nueva necesidad, porque el hombre, engolfado en asuntos que llama de alta trascendencia, parece haber olvidado casi por completo á la preciosa mitad de su sér, la que debiera ser su inseparable compañera; ó tal vez en su censurable indolencia, no ha podido comprender que el adelanto de la sociedad y el engrandecimiento de la patria, dependen en gran parte de la cultura de la familia, de la educación de la mnger.

Al escribir este pequeño artículo, que sincera y respetuosamente dedicamos á “La Violeta,” prescindimos de esas gratas impresiones de momento, de esas dulces emociones en que sólo toma parte el sentimiento que arrebata y confunde, ó la imaginación que fascina y seduce, pero en las cuales ningún participio toma la recta razón que juzga y analiza; y si hoy nos vemos en el caso de usar la paleta de la fantasía, y de pulsar aunque torpemente las susceptibles fibras del sentimentalismo, no ha sido, ni será nunca, con agravio de la sana razón, sino para aplaudir en esta vez, la muy razonable y grandiosa idea que impulzara al bello sexo á esgrimir su hábil y encantadora pluma en la arena periodística.

Hace tiempo que abrigamos la convicción sobre lo muy importante que es la educación del sexo bello, y llevados por la fuerza de esta convicción, hemos dejado correr alguna vez nuestra débil pluma en las columnas de nuestro pequeño periódico; pero, lo confesamos francamente, la amena lectura de “La Violeta” nos ha sugerido la idea de escribir estas líneas, que con gusto damos á la prensa, para nuestra satisfacción, y como un justo tributo de admiración que rendimos á las dignas y estudiosas redactoras y colaboradoras de tan simpático como útil periódico.

En nuestros días vemos con placer que la novela, ―el libro más popular en la actualidad― va tomando una nueva y bienhechora faz, porque sus autores, abandonando la senda extraviada del crímen que disfrazaban, ó la de las pasiones innobles á que cantaban, se han ido consagrando al triunfo de la virtud y la moralidad, obsequiando ambién la verdad histórica ó científica como lo vemos realizado en Pérez Escrich, Verne y Flamarión.

Sólo faltaba que el periodismo, esa poderosa palanca del pensamiento, coadyuvara también á la obra de regeneración que necesita el hogar, empezando, como es debido, por la educación de la muger. En ese sentido, el periódico á que aludimos han venido á llenar un vacío que se hacía sentir desde tiempo inmemorial.

Sigan, pues, las fundadoras de “La Violeta” la gloriesa senda que se han trazado, y redoblen cada día sus esfuerzos en favor de su sexo, para satisfacción propia y noble orgullo de Nuevo León.―(El Progresista. Lampazos.)