Tomo I Monterrey

Julio 1 de 1888. Número 17.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

La Dalia y la Violeta

María Verdejo y Durán

Es la beldad flor temprana,

que haciendo de orgullo alarde

se abre al sol de la mañana,

y muere al sol de la tarde.

*

Y es resplandor tan precario

el que al hombre el oro ofrece

Que á un soplo de viento vario

cual humo se desvanece

*

Mas la flor de la virtud

nunca estéril se consume,

pues de eterna juventud

conserva el grato perfume.

*

Ni fugaz pasan la pura

y hermosa luz de la ciencia.

porque es tesoro que dura

miéntras dura la existencia.

*

Si las juntas, no te asombres,

te darán por tu desvelo,

la una el culto de los hombres

y la otra, el amor del cielo.