Tomo I
Monterrey
Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
La pasionaria
Octubre 15 1887 | Número 3
Ercilia García
A mi distinguida prima y amiga. Refugio Rodríguez
Entre arboles de mágica belleza,
Hermosa Pasionaria se ocultaba;
Las gracias que le dio naturaleza.
Con amargo desdén las contemplaba.
Un arroyo que al lado serpentea.
Retrata su hermosura con orgullo.
Y amante un colibrí besar desea
Sus lindas hojas, su sin par capullo.
Perfumado Jazmín la proclamaba
De los párpados la flor más exquisita,
Más ella a solas con su mal lloraba
Sin hallar un consuelo a su honda cuita.
¿De qué sirven, decía con tristura
“Las gracias que me dio naturaleza,
si todos desconocen mi hermosura,
Si el céfiro al pasar, nunca me besa?
“Yo quiero que el estío me conmueva;
Perfumar de los arboles las hojas;
Y que mi vida sin cesar remueva
El aire que no escucha mis congojas.
Del estío llegaron los rigores;
La flor hermosa admiración causaba,
El tierno ruiseñor cantó amores,
y el céfiro al pasar la acariciaba.
Sin compasión a su letal congoja
El viento que con fuerza la mecía,
Se llevó despiadado hoja por hoja.
¡Cuán lenta fue, y horrible su agonía!
Ya ves, mi amiga, la temprana muerte
Que la flor vanidosa se buscó…
Vive feliz con tu modesta suerte
Que al que es humilde, lo bendice Dios.

