Tomo I Monterrey

Marzo 1 de 1888. Número 11.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Jerusalem

(FRAGMENTOS DE SU HISTORIA)

I.A.

Jerusalem fué fundada por el rey y gran sacerdote Melquisedec, que en el año 2023 de la creación del mundo, que equivale al 1981, antes del nacimiento de Jesucristo. Entonces Jerusalem no ocupaba más terreno que los montes, Morzah y Akra, y su fundador le dió el nombre de Salem, que quiere decir paz. Cincuenta años después, ó sea en 1931, antes de Jesu-cristo, cayó en poder de los jebuseos, descendientes de Jebus, hijo de Canaham, quienes construyeron sobre el monte Sión una fortaleza, á la que llamaron Jebus en memoria de su padre; y uniendo luego los nombres de Jebus y Salem, tomó la ciudad el de Jebusalem, visión de paz, que adulterado después de convirtió en Jerusalem.

En el año de 1607, antes de Jesucristo, entró el pueblo de Israel en la tierra de promisión y arrojó á los Jebuseos de la ciudad de Jerusalem, si bien éstos conservaron la Ciudadela de Sión. En el año de 1041, antes de Jesucristo, se apoderó David de Jerusalem, estableció su morada en la fortaleza de Sión, y el monte Sión tomó entonces el nombre de Ciudad de David. En Jerusalem llegaron á su apogeo la agricultura, la industria, el comercio, las artes y el lujo en tiempo de Salomón; pero muerto este rey decayeron rápidamente, y cuando quedó reducido á dos tribus por haber arrastrado en pos de sí las restantes, Jeroboan separado de Roboan, gimió la ciudad durante tres siglos, víctima de las invasiones de los ejipcios, de los filisteos y de otros muchos pueblos. En el año 606 la tomó Nabucodonosor, quitó del trono á Joachín y puso en él á Sedecías, de la dinastía de David; mas las revueltas habidas entre estos reyes llamaron la atención del mismo Nabucodonosor, quien en 599 envió de nuevo su ejército contra dicha ciudad, destruyó el templo y se llevó al pueblo judío cautivo á Babilonia. El templo de Salomón fué destruido 470 años, seis meses y diez días después de su fundación.

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Penetremos ya en la Basícila del Santísimo Sepulero, en esa gigantesca mole de piedra labrada, en ese templo sombrío, el primero del mundo en extensión material y en importancia histórica y religiosa. Si la puerta está abierta, lo que por obligación sucede los sábados, se entra en él de balde y con libertad, pero si la puerta astá cerrada se pasa aviso al portero turco, quien en el acto de abrir recibe el batchix. Esto sucede porque el sultán es el señor del templo, y quiere ejercer en él siempre su jurisdicción. El batchix que se les daba, según antiguos viajero, tenía que ser de 200 reales; hoy no pasa de dos francos ó dis pesetas, y es muy general en contrarlo abierto todos los días.

Como dentro de este inmenso templo hay conventos latinos, griegos, armenios y captos, los frailes que los ocupan, que son verdaderos custodios del Santísimo Sepulcro, no pueden salir del templo sino cuando los musulmanes abren la puerta; así es que de sus respectivos ritos les llevan todos los días la comida que colocada en cestas, les entregaban por un pequeño ventanillo que se abre en la parte inferior de la puerta. Los pobres frailes que habitan en las celdas de la gran Basílica del Santísimo Sepulcro disfrutan muy corta vida, porque sus moradas carecen de toda condición de salubridad; aquellos religiosos son verdaderos mártires de la religión de Cristo. El templo es de dimenciones colosales, de forma irregular, de muros gruesos, elevados y desprovistos de toda ornamentación arquitectónica; su estilo es románico, con reminiscencias del bizantino y aun del árabe. y se respira bajo sus altas naves una unción tal, un sentimiento tan hondo de religión, que el espíritu se anonada allí, porque el sentimiento se hace allí más grande que el mismo espíritu que lo experimenta. Dentro de este templo se encuentras los tres principales lagares de la Pasión de Cristo, que son: el Santísimo Sepulcro, el Calvario y la cisterna donde apareció la Santa. Estos tres privilegiados lugares forman lasa tres principalas capillas del templo; pero además, se ofrecen asímismo dentro de su recinto, á la contemplación del peregrino, otros varios sitios, llamados hoy igualmente Capillas, y que un día fueron también testigos de los cuadros de la epopeya divina, tales son: el lugar donde la Virgen y San Juan estuvieron al pié de la Cruz; el lugar donde estaba la Virgen cuando le entregaron á su Hijo bajado de la Cruz; el lugar donde estuvieron las Santas mujeres; la piedra de la unción; el lugar donde Jesús se apareció á la Magdalena; la columua de los azotes; el lugar donde Longinos se convirtió; el lugar donde los soldados echaron suertes sobre los vestidos de Cristo; la columna de los oprobios, ó sea en la que le sentaron para coronarle de espinas; el lugar donde permaneció durante muchos siglos, y tal vez permanezca aún, la calavera de Adán, los sepulcros de José de Arimatea y su familia; el sepulcro de Melquisedec; los sepulcros de los reyes latinos; los sepulcros de Godofredo, de Bullón, de Balduino y Fulques.

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Todas las noches del año, á las diez y media, comienzan los franciscanos los maitines en su coro; al principiar laudes van procesionalmente á incensar el sepulcro de Cristo, cantando el Benedictus; cuando concluyen los maitines que son las once y media, empiezan griegos á celebrar Misa cantada en el mismo Santo Sepulcro; la Misa de los griegos, en la que éstos dan fuertes gritos guturales, dura tres horas; cuando la concluyen, que son próximamente las dos y media de la mañana, comienzan los armenios la suya, cantada en el Santísimo Sepulcro, que no es más corta que la de los griegos, y en la que todos, menos el celebrante están sentados en el suelo. Cuando los armenios terminan, que son las cinco, dan principio los padres franciscanos á dos Misas rezadas y una cantada, las tres consecutivas. Por manera que todas las noches del año, mientras el mundo gira en Occidente perdiéndola en locos devaneos, allí……en aquel rincón de Oriente, en la gruta donde se alza el Santísimo Sepulcro de Cristo, dan las luces su claridad; dan las flores sus perfumes; dan los inciensos su aroma, y los cánticos de venerables sacerdotes de todos los países del mundo se elevan fervosos á la mansión de Dios.