Tomo I Monterrey
Julio 1 de 1888. Número 17.
Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
La Dalia y la Violeta
(APÓLOGO)
Ercilia García
Orgullosa se mecía
En su tallo simbreador
Una dalia primorosa
De hermosísimo color.
Entre las flores salía
Su belleza soberana
Sin mostrarse temerosa
De deshojarse mañana.
*
Mil endechas amorosas
Cantábale el ruiseñor;
Mas ella sólo miraba
De su belleza el primor.
Las canciones deliciosas
Del pintado colibrí
Ella ufana despreciaba
Con orgullo baladí.
*
—«Soy la reina de las flores
Decía con altivez,
Ninguna puede igualarme
En pureza y esbeltez.
Mis encantos seduetores
Evitarlos no podrán,
Que vienen para admirarme
Los pájaros con afán.
*
Oye entonces un acento
Una voz angelical,
Sonora, dulce divina,
Cadenciosa, sin igual.
Al oirla cruel tormento
La hermosa Dalia sintió,
Aquella voz peregrina
Todo su ser conmovió.
*
—”¡Ay! modera tu entusiasmo
Vanidosa y póbre flor,
Es muy poca tu belleza
Es muy poco tu valor.»
La Dalia inclina su rama
Con soberbia vanidad,
Buscando entre la maleza
Quien hirió su dignidad.
*
Escondida entre el follaje
Dice la voz con dulzura:
—No puedo alzarme altanera,
Que mi existencia es oscura
Entre tu mismo ramaje,
Entre mis hojas metida
No pienso cual tú siquiera
Ser por todos conocida.
*
—Necia eres florecilla
Dice la Dalia sonriendo,
Quieres compararte á mí
Mi belleza conociendo.
Tu follaje está á la orilla
De una fuente cristalina
Verás tu retrato allí
Y mi hermosura divina.
*
«Mas ¿quien eres florecita
Que tu aroma me deleita?
¿Por qué te escondes, quien eres?
—Soy ¡oh Dalia, la Violeta.
—¿De quién eres favorita?
—Del inspirado cantor
Del poeta que deifica
Cuanto mira al rededor.
*
«Hermosos son tus colores
Que el sol con sus rayos dora.
Mas nadie se acercará á tí
Porque eres flor inodora.
¿Que valen, pues, tus primores?
Desecha ese orgullo vano
Que no tienes ¡ay! de mí
El perfume soberano.
*
Calló la dalia humillada
Ante la humilde Violeta…
Cayó la flor deshojada
Mustia, sin color y yerta.

