Tomo I Monterrey

Junio 15 de 1888. Número 16.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

A una flor

María Garza González

Linda rosa perfumada

De la mañana alborada:

Si acaso fué tu destino

En mi mente acalorada

Ser un ensueño divino;

Deja que mi labio oprima

Y en tus pétalos imprima

Osculo puro de amor,

Que me encanta y me fascina

Ese tu rico esplendor.

Eras reina entre las flores

Que ostentaban sus colores

En el florido verjel,

Recibiendo los honores

Del jazmin y del clavél;

Cuando con mano atrevida 

De tu tallo desprendida

Veniste a mi álbum á ser,

Un recuerdo de mi vida

Que llanto me hace verter.

Tomo I Monterrey

Junio 15 de 1888. Número 16.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

El Bengalí

(Balada)

En otro tiempo el Bengalí, dejaba oir su argentina y melodiosa voz.

Por las tardes á la hora en que el sol tiñe de púrpura las nubes, se oían sus seductores trinos.

Al escucharlos, los ruiseñores envidiosos enmudecían: las mariposas enternecidas se posaban en las flores; las flores embriagadas entreabrir sus corolas; y cuando desde lo alto del cielo una golondrina pasajera oía al melodioso cantor; ésta golondrina alucinada descendía olvidaudo su viaje, olvidando su patria. 

El Bengali se apasionó de una rosita blanca, que apenas contaba de vida el sol de un día.

Cantaba con ella y para ella.

Con su voz. ora pausada y triste como una plegaria, ora viva y gozosa como una esperanza, el Bengalí le decía:

—Conozco muchas flores hermosas, rojas como un coral, azules como el cielo, brillantes como las estrellas, otras que se adormecen sobre el espejo de las fuentes; algunas que se ocultan en las sombras de los bosques; otras que  crecen en las orillas del mar cuyos perfumes acompañan largo tiempo á los marinos que se ausentan…………………………………………………

Pero las flor aromática que perfurma las brisas del mar, la misteriosa que se esconde en los bosques, la coqueta que se mira en el cristal de la fuente, todas son menos bellas que tú, mi querida rosa blanca. Amémonos flor adorada; sin tu amor el Bengalí no puede vivir. 

—¡Y tus alas! respondió la rosa temblando; el ave vuela, la flor……… ¡ay de mi! no hiende los aires más que cuando está deshojada y marchita.

—Los corazones amantes no tienen alas, suspiró el Bengalí.

—Ven, dijo la flor, mi coral blanca te ofrecerá sus perfumes.

Llegó la noche…… el cielo iluminó aquellos amores con la luz de sus estrellas, y hasta la madrugada las brisas perfumadas mecieron suavemente á la rosa y al cantor. Pero á los primeros rayos de la aurora la rosa moría y el Bengalí lloraba.

—Génio del aire, decía, privadme para siempre de la luz que me habeis dato y conceded en cambio un día más de vida siquiera á mi adorada rosa.

—No; murmuró la rosa muribunda, canta, canta Bengalí. Tu me has amado y tu amor me ha hecho feliz……… …..

¡Cuantas flores hay en la tierra que mueren sin ser amadas!

—¡Adiós, adiós! ¡Acuérdate de mi!

Don mil años han pasado desde que murio la rosa, y en estos dos mil años el Bengalí nó ha vuelto á cantar! Nunca ha vuelto á amar. 

Su corazón no es más que un recuerdo,

¡Su voz no es más que un gemido!

Tomo I Monterrey

Junio 15 de 1888. Número 16.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Dudas

(Monterrey)

Ercilia García

Ilusorias fantasmas que inclementes 

Con sala cruel me destrozaís el amla

Que haceis brotar mis lágrimas ardientes……

¡Huid! dejadme, por piedad, en calma.

Sombras horribles de la duda impía

¡Eterno batallar de la existencia!………

En vano espero, en vano que algún día

Tranquila tenga el alma y la conciencia.

Por la duda inclemente atormentada

Apuro del dolor las sinsabores,

Y bullen en mi mente conturbada

Mil pensamientos ¡ay! aterradores.

¡La duda! ¡oh, la duda!…..¡la maldigo!

Que dudando la vida es un infierno……

Mas calla, corazón……¡Callá te digo!

Que no ha de ser tu sufrimiento eterno.

¡Pobre entraña, que acá en mi pecho habita

Y en esa cárcel triste se alimenta!……

¡Jamás desmayes, corazón, palpita,

Resiste con valor esta tormenta………!

Esa mañana lleno de ventura

¿Disipará por fin la duda horrible?

¿O siempre el alma en perennal tortura,

Eternamente vivirá? ¡Imposible!

……………………………………………….

……………………………………………….

Sombras horribles de la duda ¡huid!

Ilusiones doradas de mi vida,

No os olejeis de mí, ¡venid, venid!

Dadle goces y paz á mi alma herida……!

Tomo I Monterrey

Junio 15 de 1888. Número 16.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

La estrella de tarde

(Monterrey, Junio de 88.)

Josefina Campos

I.

¡Explendorosa estrella! ¡púdica vírgen del cielo! Yo te adoro como un destello del Omnipotente, yo te contemplo pura y divina como los ensueños de la inocencia, y cuado te miro brillas por Occidente como la aureola de Dios, quiero llegar hasta tí para depositar en tu seno mis suspiros………

Siempre te he adorado, imagen del amor, siempre te he contemplado como el símbolo de la pureza, porque apareces en los cielos cual hermosísima diosa de mis tristes cantares; y entonces cuando te miro radiante, late mi corazón al impulso de la esperanza, porque en tí admiro la sabiduría de Dios………

¡Cuántas veces me has visto llorar el infortunio de mi juventud, y cuántas también me has sorprendido cuando un recuerdo triste, tan triste como la memoria de mi madre, ha hecho brotar el llanto de mis ojos, y tú entónces con sólo tu hermosura has disipado mi tormento!…..

II.

Ven ya, que el sol apenas envía sus espirantes rayos; el crepúsculo se va desvaneciendo como la niebla de los campos, y las flores cerrando van sus corolas. Ven, estrella de la tarde, que mi corazón te desea como el desdichado la felicidad; no desdeñes mis halagos como el hombre ingrato, porque mi amor es sincero como la oración del justo. Siempre te amé………

III.

Aparece ya, que las aves reposan dormidas bajo el umbrio follaje de los campos, solo se escucha el tranquilo murmurar de las aguas espumosas……….

Ven, presto porque deseo ver rielar tu luz en las cristalinas ondas de la fuente………

IV.

!Oh! ¡Y qué bella eres cuando te presentas imperando entre los astros! ¡Los celajes no se atreven á ocultar tu fulgor purísimo como la mirada de un arcángel, y cuando cintillas, cuando tu luz tiembla, entonces miro en ti mi ventura, porque tú sola has sido el dios de mis amores………

V.

También me mirabas sonreír, cuando arrullada por mi madre ignoraba yo que existía, también miraste mi frente tonta, libre en onces de pena. ¿No es verdad? Pero mis ensueños de la infancia ya pasaron; se desvanecieron como la hermosura de un lirio que la tempestad abate, sin dejar huella tras sí……

¿Y ahora?……… sólo me ves llorar, sólo me ves gemir……… Sólo tu vida es tranquila: siempre velando la existencia de la humanidad, la miras mecerse en su cuna rodeada de pureza y también eres su compañera en el sepúlcro……

¡Misteriosa viajera! Tú también morirás; eres frágil como la naciente rama de un sauz; tus encantos se marchitarán como los pétalos que el viento arranca.

VI.

¡Angel de mis tristes amores! ¡Sólo en tí he encontrado mi esperanza y en tu luz fulgente el alivio en mis penas!

Tú has velado mi sueño cubriendo con tus alas de diamante mi lecho de amargura, y cuando el fantasma de mis tristes días interrumpe mi solás, sólo al mirarte se evapora mi pesar.

Tú revelas al mundo la existencia del Creador, y tú acallas orgullosa las dudas del impío haciendo que se postre ante tu luz.

Tú eres estrella de amores que el poeta ha cantado con su lira, porque has alumbrado tal vez la frente de su amada, tú has escuchado los suspiros de angustia que su pecho han calcinado, porque tú, en fin, los sorprendías en sus coloquios de amor…… tal vez en sus últimos cantos de muerte……

Sigue, sigue mitigando mi llora que es de fuego…… sólo tu podrás calmar la fiebre que abrasa mi cabeza, el delirio que embarga mi cerebro, porque en la tierra todo es mentira y sólo en tí veo esperanza.

VII.

Sí, tu me escuchas cuando gimo de dolor por la ingratitud de los hombres, cuando en la tierra no encuentro quien suavice mi infortunio…… ¡Oh! Y tú hablas á mi corazón! tú cintillas para hacerme comprender que sólo tú recibes benigna mis suspiros y lamentos………

Sólo tú has sido para mí el consuelo de mi vida, y tú también alumbrarás el sepúlcro que guarde mis cenizas………

Algún día morirás, ¡oh estrella! Tu radiante luz se apagará como lámpara que el viento extingue.

Tomo I Monterrey

Junio 15 de 1888. Número 16.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Orfandad

(Monterrey, Junio de 88.)

Virginia Marto

Ya secos están mis ojos,

No baña el llanto mi faz, 

En el alma llevo abrojos

Y sólo guardo despojos

De lo que fué dulce paz.

*

Donde ver flores soñaba,

Crueles dardos encontré,

En vano dichas buscaba

Y la mente se ofuscaba

Por la gloria que no hallé.

*

Indiferente á mis cuitas

El mundo en su bacanal,

Tras de mirar ya marchitas

Mis ilusiones benditas

Exclama con su crueldad:

*

Ya no hay dichas para tí,

Calla y sufre, nada quieras,

Lo que a otros negué, te dí

Dolor y llanto; y así

Calla y sufre hasta que mueras.

……………………………………..

……………………………………..

¡La muerte! visión impía 

Que mi dicha destruyera

Llevando á la tumba fría

La prenda de más valía

Que en el mundo yo tuviera

*

Mató con saña y encono

Mis santas aspiraciones……

De un golpe cayó del trono

Lo que yo tanto ambiciono,

Mis floridas ilusiones………!

Tomo I Monterrey

Junio 15 de 1888. Número 16.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

La amigas

María Garza González

(CONTINUA)

SEXTA CARTA DE ENRIQUETA

Linares, Octubre de 1883.

Inolvidable María: —¡Oh qué penosa vida es la del matrimonio! ¡Bien haya la que no piensa encadenarse con tan pesada carga! Todo camina bien por una senda cubierta de flores, desconociendo los afanes, mientras no hay familia; pero al venir ésta todo cambia.

Hay quien diga que el matrimonio sin familia es caminar por un desierto, y en mi concepto no hay tal; verdad que á los hijos se quieren con toda el alma y no hay palabras capaces para expresar el cariño que siente por ellos; pero es tan penoso y se sufre tanto para su crianza que no se puede ya disfrutar de ninguna tranquilidad. ¡Adiós paseos y distracciones! ya se acabaron aquellos días de contento, ¿qué digo? si ni aun siquiera se puede dormir á gusto.

Figúrate qué noches pasaré con mi niñito tan necio, verdad que yo no lo veo entre la noche, la nodriza es quién tiene este cuidado; pero su llanto me quita el sueño, y más que todo la pena que siento al verlo enfermo; quisiera con el alma darle la salud, y me concreto á buenos deseos porque no me es posible conseguir lo que anhelo.

El médico no se separa de su lado, propinándole los medicamentos que juzga á propósito, y sólo se consigue que se restablezca algunos días, para estar en peor estado después. ¡Pobrecito! está tan endeble que abrigo muy pocas esperanzas de que se salve; su papá está muy pesaroso y no perdona medio ni sacrificio por conseguir su salud; le procura distracciones y le ha cambiado de nodriza y parece que es en vano, porque no quiere ni aun tomar el alimento; en fin ha sido un puro penar y Dios sabe cuando terminará esto. 

Compadéceme, querida amiga, y hasta otra vez.

—ENRIQUETA.

SEXTA CARTA DE ELENA

Corpus Christi, Noviembre de 1883.

Querida mía: —La tarjeta que te adjunto es la del bautizo de mi niña, por ella sabrás el día y fecha en que vió la luz primera así como su nombre de pila: conserva este recuerdo de mi querida Elisa, que para mi es de imperecedera memoria.

El día que mis labios dieron el primer beso de madre ¡qué impresión tan grata sintió mi corazón! ¡qué inefable dicha, y qué de sentimientos encontrados experimenta mi alma al acercarme á mi hijo é imprimir en su frente el ósculo de amor! Una lágrima y un suspiro se escaparon de mi pecho; lágrima de regocijo, porque no hay dicha comparable como ver entre sus brazos al precioso ser á quien se ha dado la vida; y un suspiro porque en mi cariño de madre pensé en el porvenir y consideré cual sería su destino.

Ahora comprendo más difícil mi situación. ¡Qué responsiva para una madre! y qué ¡tacto y que finura para su educación se necesitan! ¿Podré cumplir con la misión que me he impuesto? No lo se, confío en los buenos autores que nos enseñan á desempeñar estas tareas: en las mujeres modelos que me servirán de guia y en los consejos de mi sabia mentora, que jamás me faltan. También á tí recurro, querida amiga, dime, indícame algo, en lo que has leido para la educación de la familia.

Veo que es más fácil decir que hacer, pero el tiempo dirá cómo he cumplido con mis deberes de madre, y pondré todo lo que esté de mi parte, todo el esmero posible por lograr una niña de buen corazón y finos sentimientos. Y ¿cómo nó si en ella va mi interés? Se trata del porvenir del ser que más quiero en la vida, y nada serán los sacrificios que me imponga por él.

Adiós por hoy, amiga querida; acuerdate siempre de

—ELENA.

Tomo I Monterrey

Junio 15 de 1888. Número 16.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

¡Adios!

Monterrey, Junio 3 de 1888

Josefina Campos

—¿Conque te vas? le dije conmovida, 

Temblando de emoción.

—Es fuerza, me dijo, que me aleje

De la esperanza en pos.

¿Qué quieres? ¡ay! me arrancan de tu lado…

Mas no temas que voy 

Buscando el porvenir en que soñamos

Ser felices los dos.

—Te arrancarán, le dije, de mi lado

De mi alma, no, ¡jamás!

Vé, pués, bien mio, que le corazón presiente

La dicha alcanzarás;

Y mientras tanto el porvenir sea tuyo

¿Mi amor lo olvidarás?

—Mientras palpite de emoción henchido

Mi ardiente corazón

Tú reinarás en él pura y radiante

Y contigo mi amor.

Y en medio de la noche silenciosa

Pensaba en este adiós,

Y del fondo del alma dolorida

Un suspiro brotó………

Acaso que el destino, presentía, 

Se opusiera terrible entre los dos.

Tomo I Monterrey

Junio 15 de 1888. Número 16.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

La mujer

Trabajos propios de su sexo

Ercilia García

Con el título de los “Parásitos y la mujer,” insertamos no ha mucho en La Violeta, tomándolo de un periódico de México, un artículo, relativo a los trabajos propios para la mujer, y hoy vamos á ocuparnos de ese asunto, aunque someramente, con la creencia de que algún día, no muy lejano quizá, veamos en el terreno de la práctica lo que hoy sólo existe en teoría.

No puede negarse que la mujer avanza, aunque paulatinamente, pero con decisión y denuedo, á la cima de su perfeccionamiento; las vías del progreso y de la civilización ya se han abierto para ella; y si es verdad que aun tiene que luchar y que vencer un cúmulo de obstáculos para ver realizadas sus justas aspiraciones, también lo es que, á fuerza de constancia y alentada por las ideas del siglo, logrará al fin lo que ambiciona, esto es asegurar su hoy incierto porvenir.

Nosotras no queremos que se nos tache de utopistas, porque no vamos á sostener la completa emancipación de la mujer, aunque con el tiempo este sea el resultado que se obtenga, pero, si al presente no es posible que la mujer dependa de sí misma, queremos que, cuando ménos, no se le usurpe por el hombre el puesto que sólo á ella corresponde, que no se le prive de buscar desahogadamente su subsistencia, en todos aquellos trabajos que están al alcance de sus fuerzas.

Ideas retrógradas y antisociales son las que abrigan todavía algunos, que pretenden que viva siempre la mujer en la ociosidad ó en la inercia, sin proporcionarse más trabajo, hablando de la mujer desheredada, que el de la aguja, la plancha ó la cocina; en tan reducida esfera está sujeta, á mil y mil privaciones, que la hacen anhelar, con justicia, el modo de ensanchar su esfera de acción en los campos del trabajo.

Ocupaciones hay, que la mujer puede  desempeñar fácilmente, y con el salario que obtenga, muchas lágrimas se ahorrarían, arrancadas por la desesperante y descarnada miseria ó por la crueldad de los hombres.

Entre las desheredadas de la fortuna, hay mujeres cuyo talento las coloca en el grado de poder desempeña, si se quiere con más acierto que el hombre, algunos trabajos que por su facilidad, son propios de aquéllas. En un establecimiento mercantil. de géneros, una mujer puede desempeñar á maravilla el empleo de dependiente, y hasta sería de positiva conveniencia para el patrón, pues ella con la suspicacia propia de su sexo sabría dar lucidez al establecimiento, y con su trato fino y amable por naturaleza, atraer á las personas que desearan comprar algún artículo; las familias, sin escrúpulo de ninguna especie, llegarían gustosas á los comercios servidos por señoras.

También hay mujeres instruidas en la contabilidad, que podrían muy bien llevar los libros de cargo y data y demás que sean necesarios en las casas de comercio ó en cualquiera otra oficina.

La telegrafía es otra de las ocupaciones adecuadas á la mujer; así como la tipografía y otros varios, que en la actualidad desempeñan brazos musculares, que son necesarios en otros quehaceres varoniles, propios de su sexo y fuerza.

En los Estados Unidos y otras naciones europeas, la mujer tiene despejados los campos de trabajo, ya mecánica, ya científicamente ó de cualquiera otro modo, pero no se le deja morir de hambre si se le precipita á los abismos insondables del vicio ó del crimen.

¡Ojalá! que en nuestra patria, desechando esas rancias preocupaciones que le cierran las puertas del trabajo á la mujer, se siga aquel ejemplo y se la coloque en el puesto que le corresponde entre los pueblos cultos y civilizados.

Tomo I Monterrey

Junio 1 de 1888. Número 15.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Algo sobre la ilustración de la mujer

(Montemorelos.)

Julia G. de la Peña de Ballesteros.

Voy á escribir unas cuatas líneas sobre un asunto que se presta y se prestará siempre á una vasta y profunda disertación; asunto en el que seré parca, por que ni la pequeñez de mi talento ni mis deberes domésticos, á los cuales consagro una gran parte de mi tiempo, me permiten extenderme, sino pasar como á vuelo de pájaro, sobre aquellos puntos, cuyos notables relieves detienen hoy mi atención.

La ilustración de la mujer es la base fundamental de su virtud, es la palanca del bien para derrocar el mal, cuyo más grande imperio está siempre en los absurdos de la ignorancia, la mujer instruida es la luz del hogar, y el prestigio que la rodea le abre las puertas de la sociedad que la admira.

Privar á la mujer de la ilustración colocándola siempre en una escala que la hace aparecer inferior al hombre, es un error craso que cede en perjuicio del hombre vano que lo procura.

¿El hombre no quiere una compañera que como él alcance triunfos en el mundo de la ciencia ó de las artes? ¿será preciso buscarle una mujer autómata que llene sus aspiraciones? ¿será preciso que subsista á través de los siglos y en todos los países la mujer del Oriente instrumento pasivo de caprichos groseros? No; opongámonos con toda la fuerza de nuestra voluntad á esa abyección que no tiene lugar de ser; el siglo del adelanto material debe ser también el del adelanto moral; no porque la mujer se instruya deja de ser buena madre y mejor esposa, no porque asista á las aulas del saber dejará de cumplir con sus deberes domésticos, las dos cosas son compatibles en esa naturaleza que se quiere injustamente nulificar.

Abrid paso á la mujer que se ilustra y se hará más digna de ser la compañera del hombre; tierna é instruida tendrá para él caricias y consejos, y los hijos que de ellas nazcan serán ciudadanos virtuosos que labrarán el porvenir de su Patria. Opongámonos, pues, á la fatal doctrina del retroceso que pretende hacer creer que la mitad del género humano no tiene más radio donde extender las alas de su privilegiada inteligencia que el comprendido en las estrechas dimensiones del hogar. ¡Paso á la mujer sabia, que sin el auxilio del hombre puede con su ciencia labrarse una existencia cómoda y honrada! ¡paso á la esposa que puede, cuando el caso lo requiera, subvenir, en lugar del padre á las necesidades de sus hijos.

No quiero para la mujer esa educación superficial que la vuelve vana y caprichosa, esa instrucción de salón que la hace pensar únicamente en el baile y en la moda, en el tocador y en la lisonja, quiero una instrucción sólida que la convierta en un ser verdaderamente estimable, que la enseñe á labrar su bien, labrando el de sus semejantes.

Quiero para ella una suerte igual en el campo de la ciencia á la suerte del hombre, quiero que puedan ser iguales sin rivalidad, sin antagonismo; un copio de sabios conocimientos harán á la mujer mucho mejor de lo que podría ser; dejará de ser débil, porque la ciencia es una fuerza verdadera, y dejará de ser ficciosa, porque no tendrá necesidad de fingir el mérito que posea; hagamos porque la mujer llegue al pináculo de sus aspiraciones, demasiado nobles, para ser protegida; negarle lo que desea, es caminar á oscuras en el camino del progreso intelectual.

Tomo I Monterrey

Junio 1 de 1888. Número 15.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Sueltos

LAMPAZOS DE NARANJO

A fines del mes de Abril tuvieron lagar los exámenes públicos entre las alumnas del Instituto municipal de niñas de la ciudad de Lampazos, que es á cargo de la inteligente y aprovechada Srita. Guadalupe Rentería.

Según informes fidedignos, el acto estuvo lucido, dando patentes muestras las educandas de notable aprovechamiento en los diferentes ramos de enseñanza en que fueron examinadas.

Felicitamos cordialmente á la Srita. Rentería y á los padres de familia por el triunfo que obtuvo la niñez estudiosa de Lampazos en el campo del saber.

“EL COLEGIO INDEPENDENCIA”

Damos las gracias más cumplidas á nuestro apreciable y simpático colega de este nombre, que publican en Mazatlán las aprovechadas alumnas del Instituto de que es órgano, por su galante párrafo que nos dedican en su N° 76 con motivo de nuestro artículo “La Mujer y los enemigos de su ilustración.”

Gracias mil, colega.

OBRA NOTABLE

Lo es, sin duda, la biografía del Benemérito Dr. Jesé Eleuterio González, que por entregas semanarias está publicando el Sr. Lic. Hermenegildo Dávila.

Conocida como es, en la República de las letras la pluma fácil y galana del Sr. Lic. Dávila y la circunstancia de haber sido él uno de los discípulos más queridos y allegados del ilustre finado, la obra en cuestión nada dejará que desear y será, por lo mismo, un trabajo bien acabado.

Ninguno de los hijos de Nuevo-León, que tanto amaron al inolvidable Gonzalitos, debe carecer de una obra tan interesante, como la que encierra la biografía de aquel abnegado apóstol del Saber y de la Caridad, ya que debemos la oportunidad para ello, al Sr. Lic. Dávila.

Por nuestra parte, unimos nuestras felicitaciones, á las muchas que ha recibido el ilustrado biógrafo del Dr. Gonzalitos, por su feliz idea.

“EL FLORESTAL”

También este apreciable semanario que se publica en el Saltillo, se sirve consagrarnos algunos párrafos, en extremo galantes, que mucho le agradecemos, no sin advertirle que nunca hemos dejado de mandarle nuestra humilde “Violeta.”

Sois muy galante, Sr. Florestal.

MUY AGRADECIDA.

Lo está nuestra Directora á los atentos colegas “El Pueblo,” El Obrero  La Defensa del Pueblo” de esta ciudad, por la inserción que sirvieron hacer en sus respectivas columnas del remitido, cuya, publicación les suplicó y que hoy verán nuestros lectores en otro lugar de este periódico.

Repetimos las gracias.

SENSIBLE PERDIDA.

La ha sufrido el Sr. Lic. Miguel Calzado Luna, con la sentida muerte de su querida esposa, la virtuosa Sra. Fidelia Luna Cázares de Calzado, acaecida el día 11 del mes prróximo pasado.

La finada deja en la orfandad á dos tiernos vástagos, y sumido en el dolor más acerbo al que en vida fué su cariñoso compañero.

Que el Eterno haya premiado las virtudes de la finada y mande para sus deudos la más cristiana resignación.