Tomo I Monterrey
Marzo 1 de 1888. Número 11.
Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
Mascaradas
Aurora
―
Todo el año es carnaval
Dice la sensata gente,
Y á la verdad que no miente
La gente que dice tal.
―
¡Perpétuo engaño el de la vida!
Mascarada siu fin es el agitado movimiento de los hombres desde el dia en que se conocieron y concluyeron por odiarse en este pobre mundo, que brinda la felicidad á muy pocos.
¡Viva el antifaz de carne!
¡Viva la época de estruendosa algazara en la que nos es permitido ser francos bajo una doble careta!
¿No es cierto [hablo con los hombre] que cuando estáis perfectamente disfrazados, sentís un vivo deseo de hablar todo aquello que en el ordinario curso de los días como un secreto ocultais ó por medias palabras habeis dicho?
¡Oh, valor el de la impunidad!
¡Oh, coraje extraordinario el que os anima al esconder el rostro……!
Sentado esto harémos una lijera visita á los salones donde se ostenta, como en ninguna parte, la mascarada alegre y el esceptisismo triste.
I.
―Señora, Vd. aquí, tan satisfecha y su esposo bailando en casa de……con fulanita?
―Si?……pues me a!egro mascarita de tus buenos informes……..
―Está llamando la atención de todos. Qué viejo tan enamorado había sido el marido de Vd!
―[Principia á incomodarse] ¿Y qué le importa al atrevido que mi esposo se divierta ó no?
―¡Ay, señora de mis pecados! Como hay tantos que suspiran por Vd. en silencio!
―¡Basta! Retíse de mi presencia ó……
―Bien me retiro……hasta la vista.
―(Pícaro! y no ha dejado de causarme un disgusto.
―(Tonta! Sepa al menos donde se divierte el otro.)
II.
―Señorita, vd: baila divinamente.
―Gracias.
―Tal vez la he maltratado……
―No.
―¿Querría vd. una copita de vino? Tras el baile siempre es apetecible alguna cosa……
―Bueno.
―¿No me ha conocido por ventura?
―Si.
―¿Quién soy, vamos á ver?
―Un máscara.
―Un máscara! Qué ingenio el suyo, bendito seas Dios. ¿Lo dice vd. de veras? Con que no reconoce á su amigo de la infancia……á Lúcas Robles?
―Ah!……
―Muy lacónica la encuentro esta noche.
―Y por eso me aprieta vd. tanto la nano……? Suélteme vd. que nos están mirando.
―Quién tiene que mirar lo que pasa entre nosotros?
―La gente……
―Bh! eso que importa? ¿no ve vd. que todos se ocupan, por lo general, en lo mismo?
Tenía ra[texto interrumpido]…………..
III.
―Al fin puedo encontrarte, ¿Qué hacías adentro escondida?
―Leía tu carta, Alfredo…….
―Bien. ¿Y comprendes el sentido de mis quejas?
―Tienes celos, y eso no me gusta.
―¿Y qué tanto conversas con ese mentecato al bailar?
―De nada………
―Llava al aire tan satisfecho!…….
―Alfreso ¿como te haré comprender que seré exclusivamente tuya hasta la muerte?
―No riendote con nadie.
―Te lo prometo. Vas á verme seria desde hoy con todo el mundo.
―¡Oh! si así fuera!……..
―Así será……..
Y el galan se lanza contento y satisfecho en pos de otra ventura…….
IV.
―No se disfrace vd, nunca se le couoce al momento.
―Siempre dices lo miso ingrata Rosa.
―¿Ingrata, por qué?
―¿No estás martirizándome con tu indiferencia?
―¿Indiferencia tengo para todos mis amigos y más cuando se ponen careta,
Niña está bien: mañana cuando muera
Usaré otro disfráz,
Oh! qué horrible cerá mi calavera,
……No me conocerás!
V.
―Señor viejo, vd. que es tan entendido en las mascaradas del mundo, va á ir diciéndome quienes son estos locos que cruzan el salón con trajes de mamarracho, y como una nube de mariposas nocturnas.
―A todos los conosco, y gusto le daré, aunque ellos sientan lo contrario.
―Principiemos. ¿Quién es ese turco que baila con Margarita?
―Un estudiante de derecho que anda en el amor por el camino torcido.
―Y el gordo ese de capucha negra?
―Un caballero muy conocido, cuya fortuna nadie conoce, sin embargo de gastar como un Montecristo.
―Ya, ya, trampeando al genero humano…y el principe aquel que dá molinetes con su pareja al punto de asfixiarla?
―Un dependiente de á treinta pesos.
―Y aquel otro vestido de Enrique IV?
―Un advenedizo, aristocota de pega, que aparenta lo que no es.
―De qué vive?
―Del Gobierno.
―Ah………! Y el largo este de dominó rojo con vueltas azules?
―Uu militar retirado que se come en jaranetas una costilla de la nación, arrancoda como á Adán en el primer sueño revolucionario.
VI.
………………………………………………..
“Y este es el mundo; y al mirar el feretro Cobarde tiembla el misero mortal………

