Tomo I Monterrey
Marzo 15 de 1888. Número 12.
Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
Sueltos
DISTRIBUCION DE PREMIOS
Ultimamente se verificó en la ciudad de Linares la distribución de premios entre las alumnas del Instituto particular de instrucción primaria, denominado “La Perseverencia,” que tan acertadamente dirige la ilustrada Srita Antonia Elizaliturry.
Se nos han remitido algunas de las piezas literarias que con tal motivo de pronunciaron en dicha fiesta; pero por haberlas recibido cuando ya el presente número de “La Violeta” estaba en la planta, no nos fué posible darles publicidad, lo que con gusto haremos próximameute.
Entre tanto, mandamos nuestras más cordiales felicitaciones á la Srita. Ilizaliturri, y á los padres de familia, de la pintoresca ciudad de Linares, por el nuevo triunfo que ha obtenido la juventud femenina en los campos de la inteligencia.
LA MUJER EN OAXACA
Digno de aplauso y de los mayores elogios es el paso que ha dado el Sr Gobernador de Oaxaca, quién, comprendiendo las ventajas que resultan á la sociedad, protegiendo abiertamente la completa instrucción de la mujer, ha expedido un decreto por medio del cual se concede á ésta la facultad de ensanchar sus conocimientos en los estudios científicos y terminar su carrera en los colegios que para el efecto existen en el Estado.
Llenas de noble entusiasmo felicitamos á nuestras hermanas de Oaxaca, por l protección decidida que para penetrarse de los angustos misterios de la ciencia, les imparte el Sr, Gobernador de aquella importante entidad federativa; y hacemos votos porque conducta tan loable, sea dignamente imitada en los demás estados de nuestra República,
¡Paso al progreso!….
A NUESTROS AGENTES Y SUSCRITORES FORANEOS
Con el presente número termina el primer semestre de nuestra publicación. Suplicamos, por lo mismo, á nuestros agentes y suscritores foraneos, que aun no hayan satisfecho sus pagos en la Administración de “La Violeta” se sirvan hacerlo desde luego, conforme se indica en las condiciones, pues de lo contrario se suspenderá el envío del periódico, hasta que no quede cubierto el adeudo respectivo.
Tomo I Monterrey
Marzo 15 de 1888. Número 12.
Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
Opinión de la prensa
(Continúa.)
“La Violeta.”
Este simpático y bien escrito colega que se publica en Monterrey, ha tenido á bien remitirnos su apraciable cambio. Gracias mil, amable colega.―(El Titere, Guadalajara.)―
“La Violeta”
Hemos recibido el N.° 10 de este elegantemente impreso y bien escrito quincenal dedicado á las familias, que se publica en la ciudad de Monterrey N.L. México, siendo su directora la Srita. Ercilia García y Sria. la Srita. María Garza González.
Nosotros que conocemos lo interesante de esta ilustrada publicación para el porvenir del bello sexo en general, la cual lleva por lema el desarrollo social y la ilustración de la mujer, nos concretamos á desear que sigan sus dignas redactoras imprimiendo la constancia á sus afanes en tan difícil carrera hasta alcanzar el éxito de sus aspiraciones; la gloria en literatura; y, para que en todo tiempo nos impartan sus interesantes escritos con la misma deferencia con que hoy nos honran remitiéndonos el cambio.―(La Semana, Laredo Tex.)
“La Violeta.”
Este poético título lleva un periódico de literatura y variedades que se publica en la ciudad de Monterrey, (de Nuevo León), cuyo número 9 hemos recibido. Está redactado por apreciables damas de aquella ciudad bajo la dirección de la Srita. Ercilia García y es dedicado á las familias. Las bellas composiciones que contienen son dignas de leerse, y no podríamos dedicarles un singular elogio, porque cuanto está escrito por tan instruidas y estimables damas nos ha encantado. Estoy habla muy alto en favor del bello sexo regiomontano, á quien enviamos nuestras más sinceras felicitaciones deseando para “La Violeta” larga vida, progreso y millares de suscritores.―(El Demócrata, México.)
“La Violeta.”
Hemos recibido el núm. 9 de este simpático colega de Monterrey, escrito por inteligentes señoritas. Su material es como siempre, interesante y ameno.―(El Correo de las Doce, México.)
“La Violeta.”
Esta interesante publicación periódica de Monterrey nos ha honrado con su visita.
Ningún otro nombre más á propósito para un periódico redactado por señoritas.
La humildad y la modestia, simbolizadas en esa aromática florecilla, la violeta, son las virtudes gemelas que siempre anidan en el sensible corazón de la mujer, las flores más bellas que ciñen la frente de la virgen piadosa, los más límpidos fulgores que circuyen la cabeza de la madre cristiana.
Sincera y cordialmente felicitamos á la Redacción de “La Violeta,” y más que los fugaces laureles que pródigamente gala el mundo, les deseamos los perennes laureles de la virtus y las inmarchitables flores de la eterna bienaventuranza.―[“El Album de los Niños, San Jnan de los Lagos.]
“La Violeta.”
Este ameno y bien escrito quincenal que se redacta en Monterrey por varias señoritas, y del cual es directore nuestra simpáica amiga la Srita. Ercilia García, ha vuelto á perfumar nuestra mesa de redacción después de una corta temporada de suspensión.
Las redactoras de “La Violeta” habiendo vencido los obstáculos que las habían obligado á suspender su publicación, han vuelto á emprender sus tareas literarias con el mismo calor que ántes.
Hacemos votos porque la interesante “Violeta” no se vuelva á suspender, y deseamos á sus inteligentes redactoras el mayor éxito en su empresa periódistica.―(El Día, Villa García.)
Tomo I Monterrey
Marzo 15 de 1888. Número 12.
Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
Las amigas
(Continua.)
María Garza González
―
Tercera carta de Enriqueta.
Linares, Abril de 1888.
Querida amiga:―No atribuyes á falta de cariño mi tardanza para escribirte con la regularidad que era de desearse, pues constantemente la nevralgía y otros males molestos, hanme privado de cumplir con un deber de amistad; además, me he visto precisada á cada momento á estar de viaje; por mi falta de salud el Doctor aconseja á mi esposo que me pasee y distraiga, con lo que, repito, me veo obligada, por decirlo así, á estar fuera de mi casa.
Ahora acabo de llegar de una de las rancherías, propiedad de mi esposo, quien además de las prescripciones del médico, quiere que conozca sus posesiones; así es que andaré de aquí para allá sin tener un momento de reposo, espuesta siempre al molesto movimiento del coche y á las mal condimentadas viandas que se preparan en los caminos; yo me resigno y hasta aparento estar gustosa; pero en realidad no me satisface esta vida.
Ultimamente asistí a los herraderos……..¡ya verás que teatros y divercioes se me proporcionan! ¡Qué entiendo yo de estas cosas? Y luego que soy tan nerviosa. ¡Presenciar un espetáculo tan horripilante! Figurate el ver aquellos hombres, tan espuestos al cojer los animales que se han creado en los potreros, sin que les haya caido jamás el lazo; y por último aplicarles el hierro cante……no, te digo con verdad que no es para presenciarse esto: tan solo una vez lo ví y quedé convidada para no volver más; los días que duró esta operación los pasé fastidiándome en las casas sin saber ni en qué ocuparme.
¡Ay, cómo hecho de menos mi vida en Monterey! yo no sabía hasta donde se es feliz viviendo al lado de los padres; ahora comprendo todo el bien que perdí; pero ya no hay remedio; verdad que mi esposo disfruta de alguna comodidad; pero ¿de qué me sirve si tengo que andar en el campo y en las haciendas? solamente me encuentro bien cuando estoy en la ciudad: aquí cuando menos, hay con quién tratar y encuentro más distracción.
Adiós y hasta otra vez.
―Enriqueta.
Tercera carta de Elena.
Corpus Christí, Mayo de 83.
Inolvidable María―Guiada por los consejos de mi maestra, y la recomendación de los buenos libros que he leído, logro ver, aunque sea en parte, realizadas mis aspiraciones, como es la de cumplir con la difícil tarea que me he impuesto. Ahora he comprendido que la mujer no es la flor que se destina al adorno de una casa, á embellecerla simplemente con su presencia; es el alma del hogar doméstico, ahí es el teatro de sus virtudes donde cumple con la misión para que fué creada.
Estas reflecciones me las trae á la mente el magnifíco regalo de boda que me hiciste; todos los objetos con que manifestaron mis amigas su afecto ese día, los conservo como de un valor inestimable; pero el tuyo “Un libro para las Damas,” por doña María del Pilas Sinuez de Marzo, supera á todos, porque me ha enseñado á cumplir con mis deberes; es mi guia y le consulto como un patrón para arreglar un treje ó una receta para confeccionar un platillo.
Si todos los padres ó madres de familia tuvieran el cuidado de poner en manos de sus hijas las obras de tan sabia escritora española harían ellas unas excelentes amas de casa, y correjirían los vicios que perjudican á la sociedad.
Yo considero este libro de suma utílidad: con él sé dirigir mis tareas y las hago más llevaderas; me enseña la economía, orden y hasta la distribución del tiempo para los quehaceres; y como en este pueblo son tan escasas las personas que se dediquen por salario al servicio doméstico, tengo yo que desempeñar todas las funciones de la casa, á lo que estoy muy habituada, y en nada extraño su falta; mi esposo me ha proporcionado todo lo necesario para el servicio, y con suma facilidad desempeño el arte culinario.
Sólo con un criado cuento para lo más indispensable, y alcanzo como ya te dije á compartir el trabajo de escritorio con mi esposo, siendo así dos dependientes en vez de uno; y en los ratos que nos quedan libres, salimos á la playa ó al campo á disfrutar de la brisa del mar á la caída de la tarde, con cuya vida disfruto de la tranquilidad de mi espíritu.
―Elena
(Continuará.)
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Marzo 15 de 1888. Número 12.
Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
La flor y el lucero
(Oaxaqueña)
María Santaella
―
Nació una flor cual ninguna,
Por su atractivo inocente,
Siendo su dichosa cuna
Orilla de mansa fuente.
*
Ella alzó su tallo leve
Graciosamente ataviada
Con su corola de nieve,
Bajo la oscura enramada.
*
Fresca, perfumada, abierta,
De la alta noche en las sombras,
Era una reina despierta
Sobre las verdes alfombras.
*
Pero al verse hermosa y sola,
Inclinóse con desmayo
A la fuente, cuando hirióla
De luz bellísimo rayo.
*
Un astro se reflejaba
En el agua deliciosa,
Y en resplendores bañaba
A la solitaria rosa.
*
Ora en cristal movible
Se agitaba; ora en sosiego,
Con encanto irresistible
Dardos lanzaba de fuego.
*
¿Quién no amara hechizo tanto
Del celeste reverbero?
La flor con púdico llanto,
“Yo te amo,” dijo al lucero.
*
“Toma de mis blancas hojas
Esta gota de rocío
Que de amor en las congojas
Como una prenda te envío.”
*
Inmóvil, hora tras hora,
Contemplaba en su delirio
La imagen fascinadora
Y luminosa de Sirio.
*
En tanto que así gozaba,
Extasiada no veía
Que la fuente se agotaba
Y el agua se consumía.
*
Hasta que al fin los fulgores
Viera tornarse en arena,
En un suelo los amores,
Y las delicias en pena.
*
“Adiós, vida de mi vida,”
Dijo, su cáliz cerrando;
Y en tan triste despedida
Se iba el aroma acabando.
*
Después la flor sin mancilla,
Al impulso del ambiente
Giraba seca á la oilla
De la consumida fuente
*
Así el que ama una hermosura
Que es de Dios, sólo el reflejo,
Pierde y llora la ventura
Que hella en efímero espejo.
*
El amor que dicha encierra,
Y es del hombre el dulce anhelo,
¡Su luz refleja en la tierra;
Pero se encuentra en el cielo!
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Marzo 15 de 1888. Número 12.
Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
La samaritana
Josefa Pujol de Collado
―
El Salvador de los hombres vino al mundo para enseñarnos la ley del amor.
Hijo de Dios, y poseyendo el secreto de la eterna sabiduría, todos sus actos en la tierra tienen un sello especial de sencillez y grandeza, reveladores del origen divino de donde emana.
¿Quién comprendió más pronto la sublimidad de la doctrina de Jesús? La mujer.
¿Para quien fueron las palabras más cariñosas del Redentor? Para las mujeres.
……………………………………………………….
Cuando la tierra se estremecia de gozo al sentirse hollada por el Divino Maestro, cuando escuchaban atónitas su palabra augusta las muchedumbres ignorantes, sin acertar á comprenderla, en Samaria, una mujer se penetró la primera de la magnanimidad de sus conceptos.
No lejos de la ciudad de Sichar sentóse Jesús fatigado junto al antiguo pozo que Jacob diera un día á su hijo José, mientras esperaba el regreso de sus discípulos que habían ido á la inmediata población.
Una hermosa mujer de Samaria llegóse al pozo para sacar agua, y el Redentor, elevando hacia ella sus divinos ojos, dijo con dulce acento:
―Mujer, dame agua.
―¿Cómo tú, siendo judío pides agua á una Samaritana, olvidando antiguos odios?
―Porque cualquiera que beba de esta agua volverá á tener sed, respondió Jesús, mientras que el que bebiere del agua o le daré, no adolecerá jamás de ella.
Y como una música celestial, de los labios del Redentor salieron los puros preceptos de la moral cristiana, que la Samaritana preguntó asombrada:
―Señor, tú que todo lo aciertas, ¿eres acaso el Mesías prometido?
―Yo soy, contestó sencillamente el Divino Maestro.
Entonces sintióse de repente la Samaritana invadida por el convencimiento más profundo; comprendió que aquel hombre extraordinario tenía algo de divino, y corriendo á la ciudad, reunió numerose pueblo, volviendo juntos al encuentro de Jesús, que les esperaba junto al pozo de Jacob, con sublime confianza.
La muchedumbre oyó arrobada al Señor, quien permaneció dos días con ellos instruyéndoles en la nueva fé.
Al abandonar á Sichar Jesús y sus discípulos, los samaritanos, maravillados de cuanto habían oído decían á la mujer:
―Tenías razón; cierto, este es el Salvador del mundo, el Cristo.
¡Siempre, en todos los tiempos, la mujer, como la Samaritana, se halla pronta á admitir toda idea grande y noble!
Además, no es posible olvidar que las mujeres siguieron valerosamente á Jesús hasta el Calvario, cuando sus mismos discípulos le abandonaron.
ocho olivos viejísimos, con el tronco hueco lleno de piedras, la corteza áspera, nudosa, muy arrugada, y los ramos curvos, muchos de ellos vencidos y todos con hojas raquíticas, marchitas y poco abundantes, Dos de ellos tienen sus troncos muy gruesos, midiendo de circunferencia casi diez metros, y dos cuellan sobre un pequeño montón de tierra, rodeado de grandes piedras.
Esos ocho olivos tan enormes y venerables, han asistido a casi todas las revoluciones que ha habido en Jesusalem. Dicen los escritores que ya existían esos árboles en tiempo del Salvador; que bajo su sombra reposaba, platicaba con sus discipulos y fué aprehendido. Han sido respetados de los Romanos, de los Judío y de los Musulmaes: sus aceitunas sirven para el aceite que arde en las lámparas con que se alumbra el Santo Sepulcro. El distinguido botánico Schubert los examinó, y calcula que remonta á siglos muy atrasados; Chateaubrian, refiere: que los árboles de esa misma especie renacen en sus retoños, y que vió en Atenas uno, que se plantó cuando hecharon los primeros cimientos de la ciudad.
Los peregrinos se arrodillan y meditan debajo de aquellos olivos monumentales, y cortan pequeños ramos que llevan á sus familias.
Del lado Norte, fuera de la tapia y poco distante del jardín de Gethsémani, hay una callejuela que da vuelta á otra más estrecha, en cuyo fondo se abre una puerta de fierro baja. Pasada ésta, se desciende una escalinata de siete gradas y se entra en la ruta que se llama: Gruta de la Agonía. Está como cuando el Señor iba á ella á recojerse y á orar, sin más diferencias que las que ha introducido el culto cristiano. Es una cueva de medianas dimenciones, labrada en una roca amarillosa y calcárea; la sostienen dos pilares de la misma roca y se alumbra por una claraboya hecha sobre la bóveda: tiene dos altares; uno en el fondo y dos á los lados: sobre el primero que está al Oriente, hay encerrada en un marco darado una pintura, representando la agonía de Jesus y la aparición del Angel, y abajo, encima de una losa de mármol blanco, está inscripción en letras de oro alumbradas por doce lámparas:
Hic factus est suder ejus sicu gatoe sanguinis decurrentis interram.
Aquí sudó gotas de sangre que corrió por el suelo.―Luc. XXII, 44.
Cuentan: que había en esta gruta una piedra, sobre la cual estaban señaladas las rodillas del Salvador, y que se la llevaron los primitivos cristianos, y dicen, refiriéndose á una viejísima tradición; que á esta misma gruta vinieron Adán y Eva arrojados del Paraíso, á llorar su primera falta.
¡Cuantas reflexciones ocurren en este sitio privilegiado!
De aquí se ha levantado al cielo la oración más poderosa que ha habido sobre la tierra; la oración que apagó en las manos de Dios el rayo de sus venganzas y que exaltó al hombre hasta hacerle alcanzar las divinas gracias. Dios escuchó la oración de Jesucristo anhelando la libertad, la felicidad y la gloria de toda la humanidad. La oración hace lo que Dios hace, porque El la obedece cuando ella es santa. Las lágrimas se paran al borde de los abismos sin poderlos pasar, y la oración las pasa endulzándolas y odorificándolas en su tránsitos.
La oración de Jesucristo, no fué la de Jacob pidiendo el rocío del cielo, ni la Essau pidiendo los frutos de la tierra, ni la de Pedro queriendo vivir perpetuamente sobre el Tabor, ni la de los dos mejores lugares que hubiera en el reino eterno, la oración del Señor dirigida á su Padre, se reducía á estas palabras que constituyen su indeclinable virtud y su gran poder: “Hágase tu voluntad.” Y esa voluntad era sufrir y morir con resignación; ofrecerse como hostia sobre el altar satisfaciendo á la divina Justicia, desagraviándola, presentándola en dignos merecimientos el amor purificado y bendito del género humano regenerado.
En esta gruta, que con el espíritu estamos viendo, se han templado los corazones de los monjes, de los anacoretas, de los ermitaños; de todos los hombres que han hecho profesión de sacrificarse, de conformarse con las penalidades mundanas y de ofrecer á la Divinidad sus carnes y sus dolores en ¡expiación de sus culpas y de las culpas de los demás hombres. En esta gruta, han tomado ánimo los desamparados, los aflijidos, los moribundos acongojados; todos aquellos para quienes extinguidos los astros de la fortuna, del encanto y de la ventura, parecía quedarles sólo la negra noche de la duda y de la más descosoladora incredulidad. Con el aceite del Monte de los Olivos consagrado en esta gruta por Jesucristo, se han ungido los gladiadores cristianos para pelear y triunfar contra las injusticias, contra los vicios, contra todas las iniquidades de las sociedades y contra los despotismos de los tiranos,
Es consolador abrir uno de su alma y desahogarla en esta gruta donde Jesucristo oró y lloró por todos los hombres; es saludable y muy dulce, poner uno su corazón bajo la sombra del corazón de Jesucristo en la hora sublime de su oración. Se siente uno calmado, fortalecido y con energía, dispuesto á contestar á los nales del mundo lo que El contestó á Pilatos: “Nada podrías contra mí si no se os permitiera de lo alto.
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Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
Los recuerdos
[Juadalajara]
Esther Tapia De Castellanos
―
Todo en el mundo perece,
Todo en la vida se acaba,
Se agota el placer, la dicha,
Y se extingue la esperanza.
*
Huye la ilusión lijera,
Muere la gloria soñada,
Se olvida el amor, se olvida,
Y tienen fin las desgracias.
*
Que el sufrimiento se agota
Aunque desgarrando el alma.
¡Y todo muere en el mundo
Y todo en la vida acaba!
*
II
Mas hay, por nuestras forfuna
Hay algo que que nunca pasa:
Nunca mueren los recuerdos
En los que de veras aman;
*
Se atesoran en el pecho,
En el cerebro se graban,
Se fija en la memoria,
En el corazón se enraízan,
*
Y se riegan con el llanto,
Y dentro el alma se guardan,
Y cuando ésta vuela al cielo,
Al cielo van con el alma.
Tomo I Monterrey
Marzo 15 de 1888. Número 12.
Quincenal de literatura, social moral y de variedades
Dedicado a las familias.
Escuela Normal de profesoras
Delia
―
―
Con bastante placer se ha visto de algunos años á esta parte, que no se ha desatendido el importante ramo de la instrucción en la juventud estudiosa; apenas se encuentra el niño apto, después de completar los rudimentos de su instrucción primaria, emprende con nuevo vigor por el campo del saber; un vasto horizonte se presenta á su vista, una fuente vivificadora donde refrescar su cerebro privilegiado. Dignos Catedráticos y sabios Directores, sustituyen al modesto Profesor, en los colegios preparatorios, donde ensancha el niño sus conocimientos para de ahí emprender los estudios profesionales.
Al llegar á este grado puede continuar sin tropiezo su marcha intelectual; la senda del saber no se interrumpe; siguiéndola con fé y constancia llegará á saborear el fruto de sus afanes, ya en la Escuela de Jurisprudencia ó ya en la Medicina. Si tiene vocación para el magisterio encontrará una Escuela Normal donde perfeccionarse, y si para la teología un Seminario, donde recojerá con acierto todos aquellos conocimientos propios para el caso.
La Ciencia alumbra con su antorcha luminosa al hombre; á cada paso encuentra un faro de luz que le guíe, una mano protectora que le esplaye más y más, donde recrear su fantasía; ora instituyendo nuevos colegios, ora mejorando los ya existentes.
¿Y para la mujer? ¿Con cuáles ó con cuantos colegios cuenta nuestro Estado? Tan sólo con los Institutos de instrucción primaria, donde se inicia apenas en el saber; se le enseña la luz y luego se le deja caminar á tientas, sin ver las más veces logradas sus aspiraciones. Sin embargo, se comprende bien lo interesante que es la instrucción al sexo débil y se le pretende iniciar en los portentos de la sabiduría; pero no se le abren completamente las puertas del saber, permanecen cerradas para ella; ¿y por qué? ¿acaso la mujer instruida, con serlo, desconoce sus deberes? ¿olvida el papel tan interesante que tiene que desempeñar en el camino de la vida? Lejos de esto, sabrá cumplirlos con acierto, comprenderá mejor su situación, y acostumbrada á descubrir cada día nuevos conocimientos en los estudios, con la suspicacia que le caracteriza y con su inteligencia desarrollada, sabrá buscar en los corazones los gustos y los deseos para mejor complacer á los mienbros de su familia.
Pero no es nuestro ánimo encarecer aquí lo interesante que es la instrucción en la mujer, ni nos guía tampoco el deseo de repetir las ventajas que resultarían á la sociedad con ello, sino la conveniencia de instituir colegios donde se instruya. El interés que nos inspiran nuestras paisanas, nos precisa á elevar nuestra voz en este respeto, no pudiendo permanecer por más tiempo en silencio, por honor del Estado donde se mecieron nuestras cunas, el cual ha llegado á un grado de cultura que es indispensable cuente con esa importante mejora social.
En nuestro número 10 se hace mención de las Profesoras que en el término de diez años han recibido sus títulos. ¡Mas, con cuántos afanes! ¡y cuántos tropiezos no tendrían que sufrir para adquirir tan honrosos lauros? Hoy recibiendo una cátedra de una persona; y mañana de otra, con mil sacrificios y penalidades, por no haber una escuela donde se hagan los estudios regularizados, donde aprender bajo un mismo sistema todo lo concerniente al profesorado.
Interesadas, pues, en el progreso de la mujer, pedimos á quien corresponda, la erección de una Escuela Normal de Profesoras; esto sería de suma utilidad para tanta niña que está en vías de seguir por la senda del saber á su completo perfeccionamiento, para tanta joven que suspende su jornada cuando empieza á vislumbrar los fecundantes rayos de la ciencia.
Nada significa por cierto nuestra voz para ser debidamente atendida; pero cuando menos será el preludio de esa grandiosa obra, si se lleva á cabo como lo esperamos. “El Pueblo” dice que ya el Gobierno del Estado, piensa realizar este proyecto: Ojalá y se cumplan tan firmes propositos, será nuestra dicha apetecida el ver que de veras se inicia á la mujer en el sagrado templo de la sabiduría.

