Tomo I Monterrey

Enero 15 1888. Número 9.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Sueltos

REPRODUCCIONES

<<El Ensayo>> de Tulancingo, Estado de Hidalga, y <<El Heraldo>> de San Antonio, Texas, se han servido reproducir el primero la bella composición de nuestra inteligente colaboradora la Srita. María M. Browne, titulada Al Tiempo,  el segundo la composición denominada Tu ausencia perteneciente á nuestra Directora.

A nombre de las agraciadas damos las gracias á los colegas citados por tal distinción.

<<LAS HIJAS DEL ANAHUAC.>>

Hemos tenido el honor de recibir lo últimos número de este ilustrado é interesantísimo semanario que en la ciudad de México están publicando un grupo de entusiastas á la par que ilustradas señoras y señoritas.

Su cuerpo de Redacción está formado de la manera siguiente:―Directora, Sr.a Laureana Wright de Kleinhans, Redactoras: Sras: Mateana Murguía de Aveleira, Refugio Argumedo V. de Ortiz, Francisca Carlota Cuellar y Srita. Matilde P. Montoya.―Colaboradoras: Sritas. Lucía Herrera, Dolores Correa y Zapata, Margarita Kleinhans y Wright, María del Alba, Concepción Manresa de Pérez y Lugarda Quintero.

El objeto de esta importante publicación es propagar la insrtucción de la mujer mexicana, y de cultivar por ese medio, como incentivo poderoso, el estudio de las ciencias, las artes, la historia, la religión y el movimiento social de nuestras glorias patrias.

Muy bien! Con <<Las Hijas del Anahuac,>> son ya seis periódicos, que nosotros conocemos, escritos exclusivamente por personas de nuestro sexo, en la República.

¡Adelante! eso manifiesta el progreso de la mujer en nuestra patria.

TARJETAS.

Muy elegantes son las que hemos recibido con motivos del año nuevo, de las personas siguientes: del Sr. Bernabé Bravo, de la ciudad de México; del Sr. Dr. Jesús Díaz de León, Director del interesante periódico <<El Instructor>> de Aguascalientes; y de La Redacción de <<El Parral>> ilustrado periódico que se publica en la ciudad del mismo nombre, Estado de Chihuahua.

Damos las gracias por su fina atención á los remitentes de tan elegantes tarjetas.

LA SRITA. MARIA SANTAELLA.

Esta galana escritora é inspirada poetisa oaxaqueña se ha hecho cargo de la dirección de <<La Voz de la Mujer,>> periódico fundado en Oaxaca por la ilustrada Srita. Rafaela S. Sumano, quien ha tenido que dejar la dirección del periódico para dirijirse á su tierra natal, después de obtenido su título para ejercer el profesorado.

La Srita. Santaella es digna sustituta de la Srita. Sumano, quien no obstante su ausencia, seguirá colaborando en el interesante periódico que fundó, desde el lugar ed su residencia.

Bien por nuestras compatriotas de Oaxaca.

LA SRA. CARMEN ROMERO RUBIO DE DIAZ.

Esta distinguida dama, digna esposa del Sr. Presidente de la República, inspirada siempre por los más nobles sentimientos de filantropía, ha fundado en la ciudad de México un establecimiento con el nombre de “Casa amiga de la Obrera,” con objeto de que las mujeres pobres, que viven de su trabajo, y á quienes la familia les impide muchas veces buscar el necesario sustento, puedan dejar en él á sus hijos durante las horas de trabajo, recibiendo éstos, vestuario, alimento é instrucción por cuenta de la caritativa fundadora de tan benéfico establecimiento.

La filantrópica Sra. de Díaz, recibirá en recompensa de obra tan meritoria las lágrimas sínceras del reconocimiento y las bendiciones de los infieles desheredados de la fortuna á quienes tiende su mano protectora.

¡Oh, caridad, bendita seas!

LA MUJER Y LA PRENSA

Bajo este rubro dice <<El Eco de Oaxaca>>:

<<Con profundo placer vemos que en el terreno del periodismo se presentan cada día nuevas sacerdotisas de la ilustración y del progreso. Tenemos sobre la mesa dos nuevas publicaciones: Las Hijas de Anáhuac, de México, y La Violeta, de Monterrey. La primera, de doce páginas, cuarto mayor, cuya primera plana viene engalanada con una hermosa litografía, limpia y correcta, de la esposa del Sr. General Díaz. Su cuerpo de redacción se ve en el prospecto que hoy insertamos en el lugar respectivo.

La segunda, en cuarto común, de ocho páginas, cuyo cuerpo de redacción es el siguiente:

Directora, Ercilia García.― Secretaria, María Garza González.― Colaboradoras: Señoras Julia G. de la Peña de Ballesteros.―J.A. de Treviño,―Señoritas Edmonia B. Pérez.― María M. Browne.―Elisa.―Catalina.―Aurora.―Zenaida.―Delia.

Entre nosotros también tenemos La Voz de la Mujer, publicación redactada por las Señoritas Rafaela S. Sumano y Leonor Zanabria. A estas paisanas nuestras no las debe hacer desmayar ningún obstáculo para proseguir la empresa noble que han acometido; al contrario, esperamos verlas constantes en ella.

Entre tanto, enviamos nuestro saludo más galante á las bellas escritoras, y les deseamos, por éxito de sus tareas, la gloria; por premio de sus afanes, la inmortalidad.

A más de las publicaciones que cita en el párrafo preinserto el atento periódico de Oaxaca, á quien, entre paréntesis, damos las más cumplidas gracias, por lo que á nosotras toca, existen las siguientes:―El Colegio Independencia de Mazatlán, correctamente escrito é impreso por las alumnas del Instituto, cuyo nombre lleva.―La Esperanza, órgano de la <<Academia Literaria de Señoritas>> de San Luis Potosí, y en el cual hemos leído preciosas composiciones en prosa y verso, hijas de la fecunda inteligencia de las Sritas. Ana María Romo, Ramona Castillo Salazar, Carlota Hernández, Guadalupe Vázquez, Virginia Tamez, Trinidad J. Infante, Refugio Marmolejo, Merced Vargas, Francisca Ontañó, Lorenza Diaz de León y Soledad S. Castillo; y La Niñez, de Guadalajara, dirigido por la Sra. Directora del Colegio de San Cárlos de aquella ciudad, del que es órgano.

HONRAS FUNEBRES.

Suntuosas estuvieron las que se hicieron el día 10 del actual, en la Catedral y Cementerio nuevo de ésa ciudad, á los restos de la finada Sra. Agustina Benavides de Garza Ayala, esposa que fué del actual Gobernador del Estado.

La Sra. Benavides falleció en el puerto de Matamoros el año de 1882, víctima de la fiebre amarilla; y su esposo, el Sr. Lic. Lázaro Garza Ayala, según un periódido de esta ciudad , tuvo desde luego el propósito de trasladar para esta capital los restos de su malograda y amorosa compañera, y para el efecto, hizo colocar la caja de madera que los contenía dentro de otra caja de fierro, con objeto de que se conservase el cadáver, como en efecto está al presente perfectamente conservado, según el decir de personas que lo presenciaron.

La augusta finada recibió en las poblaciones del tránsito, los homenajes debidos á las excelsas virtudes que en vida la adornaron; y en esta ciudad, cómo dejamos dicho, se le tributaron suntuosas honras fúnebres a cuya ceremonia asistió una numerosísima concurrencia de ambos sexos, representando todas las clases sociales.

Que la virtuosa finada goce de los bienes inapreciables de la vida eterna.

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Quincenal de literatura, social moral y de variedades

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Opinión de la prensa

(Continúa.)

Por primera vez ha tenido la bondad de visitarnos <<La Violeta,>> periódico quincenal de literatura, social, moral y de variedades, que vé la luz en Monterrey. Preciosísima es la publicación que nos ocupa, no siendo el menor de sus méritor el estar redactada por distinguidas señoras y señoritas.

En el número que á la vista tenemos, nos hemos deleitado leyendo la segunda parte de un articulo acerca de la conveniencia de la instrucción de la mujer, escrita con facilidad, tersura y acopio de razones, por la Srita. Josefina Campos; una galana poesía <<A mi madre,>> debida al plectro de la ventajosamente conocida escritora neolonesa Sra. Julia G. de la Peña de Ballesteros; un bonito apólogo <<La Violeta y el Clavel,>> escrito en prosa por la Srita. María Garza González; una sentida composición en verso <<La Mendiga,>> de la Srita. Ercilia García, directora del delicado colega regiomontano; dos quintillas <<A un Relox,>> que tienen toda la intensión de una dolora, escritas por la Seira. Dolores Ventimilla; otra poesía, embelasadoramente sentida, <<Heridas del Corazón,>> original de la Srita. Narcisa Pérez; otra de místico, dulcísimo sabor, producción de la Srita. Filomena D. Muruais; y, finalmente, unos robustos cuartetos eróticos, con el título <<Tu Ausencia,>> de la Srita. Ercilia García.

El material que contine <<La Violeta>> es, pues, escogido y habla mul alto acerca de la cultura del bello sexo regiomontano, á quien de todo corazón felicitamos por tener en la prensa representantes tan dignas de merecido encomio, como son las escritoas que redactan del expresado quincenal. ―(El Imparcial, Guadalajara.―México.)

Muchos agradecemos tan favorables cuando honrosos conceptos, como son los que tan bondadosamente se nos prodigan en el párrafo que antecede; y esté seguro galante periódico á quien debemos tau alta distinción, de nuestro eterno y sincero reconocimiento.

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Enero 15 1888. Número 9.

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Maria o la Virgen del Cantaro

(NOTABLE TRADICIÓN)

Por L. Gil Marconell

(Continua.)

Tanto lloraron los jóvenes, y tantas y repetidas fueron las protestas que María por su virtud y Manuel por su caballerosidad hicieron al pastor, que éste hubo de calmarse, y desposeído del furor que se apoderó de él al sospechar la vergüenza de su hija, los atrajó hacia sí, y estrechándolos entre sus brazos;

―Hijos míos, les dijo, si vuestra unión ha de ser grata á los ojos del Señor, es menester que el padre de Manuel os otorgue su consentimiento, como yo os concedo el mio: id pues al castillo, y al presentaron ante el conde, no os ovideis del respeto que se debe á vuestros padres: no le oculteis el menor detalle de vuestro amor, no lo dudeis, su paternal bendición santificará vuestro cariño.

Alentados los jóvenes con la esperanza que las palabras del sencillo pastor les hiciera concebir, volvieron al castillo, y el conde se negó terminantemente á recibirlos. Manuel hizo heroicos esfuerzos para disuadir á los criados, que en cumplimiento de la orden de su señor, le estorbaban la entrada con María en las habitaciones de su padre; pero todos sus esfuerzos fueron vanos ante el impasible servilismo de los lacayos. Vanas también fueron las súplicas de María: los criados respondían á sus ruegos con insultos groseros y repugnantes, y avergonzada de este modo determinó abandonar el castillo y buscar en el hogar paterno el consuelo de que tanto necesitaba en su angustiada situación.

Al verla Manuel partir, empezó á gritar como un desesperado; sus palabras eran inconexas, sus ademanes propios de un hombre sin conocimiento, y todos sus actos, en fin, revelaban el extravío de su razón…… estaba en efecto loco.

En su demencia horrible empezó á correr á la ventura por todo el castillo, y penetró en las habitaciones de su padre. Sorprendióse éste de ver á su hijo en tan lamentable estado de perturbación mental y temiendo que su vida peligrara si no acudía con prontos y eficaces socorros, hizo venir inmediatamente á un médico, el cual, después de haber sangrado sin resultado favorable al pobre Manuel, declaró que había perdido por completo la luz de la razón.

Efectivamente, Manuel no recordaba ya nada ni de las personas ni de lus cosas. En vano su padre, con la más tierna solicitud y cariñosas palabras. Procuraba que su hijo recobrara el conocimiento. Triste y taciturno, parecía que no sólo la razón le había abandonado, sino que los sentidos corporales le faltaban también.

Un año pasó sin que el joven manifestara el más leve recuerdo de sus amores, ni el más insignificante indicio de haber vuelto á la razón. Al cabo de este tiempo se acordó de sus trabajos artísticos y una nueva pasión parecía que le arrastraba á la pintura y estatuaria. El pobre insensato pasaba los días enteros encerrado en su taller, y trabajaba sin objeto, sin idea, sin esperanza.

El aislamiento y la aplicación incesante del joven llamaron la atención de su padre, del médico y de María, quien, cediendo á las súplicas del conde, que tanto la había despreciado otras veces, consintió en vivir en el castillo y ser la compañera inseparable de Manuel, para ver si conseguía con sus delicadas atenciones y asistencia mejorar la situación del infeliz demente.

Resolvieron pues, sorprenderlo en sus tareas, y penetrando en el taller una mañana antes que Manuel se dedicara á sus trabajos, se ocultaron detrás de unos viejos tapices. No tardó mucho en aparecer el joven y sentarse cerca de una estátua, que poco á poco desnudaba de un lienzo que la cubría: la contempló primeramente con entusiasmo, y después exclamó:

―Yo haré que la sangre circule por tus venas…. yo haré que el calor de mi aliento te vivifique…. y entonces nadie será bastante para separarme de ti……..

(Continuará.

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UN SUEÑO

A UNA NIÑA

María Garza González

En una noche hórrida, oscura,

Negro fantasma se me acercó

Y con acento que da payura

Estas verdades me reveló:

<<Si honores buscar, del mundo gloria,

Con que se premie tu noble afán

Y un nombre quieres para la historia,

Sueño y quimera nomás serán.

<<Si hoy placentera, dulce alegría

En tu faz pura se vé asomar,

Es porque hoy tienes, ¡oh niña mía!

De tierna amiga, noble amistad.

<<Tal ves mañana lágrimas viertan

Tus ojos bellos, y no fulgores,

Pues no es extraño que se conviertan,

En hojas secas tus gayas flores.

<<Fina etiqueta y galantería

Es lo que llaman en sociedad

A lo que es sólo hipocresia,

Fa!asia indigna, dolo y ruindad.

<<Y si el amor á tu pecho llama.

Y en tu alma enciende voraz pasión,

No olvides, niña, que el que más ama

Puede jugarte negra traición.

<<Amargas horas, dolor y penas

Tendrás tan sólo por recompensa;

Que si tu buscas horas serenas

Y tu alma pura en ideales piensa,

<<Son ilusiones que al fin terminan

Dejando sólo la desconfianza……..

¡Gratas mentiras que nos fascinan

Para dejarnos sin venturanza!……..

Esquivas quiere tan fiera charla

Con que la maga me sorprendió;

Quise apartarme, ya no escuchaba,

Pero su mano me sujetó.

            Por desasirme con fuerza tiro,

Y en la contienda me desperté……..

Me regocijo, doy un suspiro

Al convencerme que un sueño fué.

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Dedicado a las familias.

Padecer la vida

Zenaida

Siempre en la vida orfandad,

Llanto, dolor y martirio;

El bien, la felicidad

Es un sueño, es un delirio. ―A

            Desde que al mundo venimos

Comenzamos á llorar;

Es la herencia que tuvimos,

Y mientras en él vivimos

No dejamos de penar.

*

            Mezclado con amargura

Miramos siempre el placer;

Con el llanto y la tristura

Se confunde la ventura

Con que soñamos ayer.

*

            Y acaso en aquel momento

En que podíamos gozar,

Para turbar el contento

Viene luego al pensamiento

Un recuerdo de pesar.

*

            En la infancia padecemos,

También en la juventud,

Amargo llanto vertemos;

Dolor y miseria vemos,

En la triste senectud.

*

            Por todas partes tormento

E ilusiones de placer;

Estas pasan como el viento

Y aquél en el pensamiento

Deja horrible padecer.

*

            Y tras estos sinsabores

¿Que es el fin de la jornada?

Enfermedades, dolores,

De la muerte los horrores

El triste olvido…….. la nada!

*

            Tal es el mundo engañoso

En que anhelamos vivir,

Teniendo por espantoso

Aquel momento dichoso

Que dél nos hace salir.

*

            ¡Insensatos! ¿no creemos

Que hay otro mundo mejor

Donde felices seremos,

Y que allí disfrutaremos

Sin zozobras ni temor?

*

            Si no fuera la esperanza

Que tenemos de gozar

Ese edén de bienandanza

Que en la otro vida se alcanza,

Nos consumiera el pesar.

*

            Por que es el sólo consuelo

Que dá alivio al desgraciado

En este mísero suelo:

Gozar reposo en el cielo

Que en la tierra está vedado.

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Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Una violeta

(Enero 3 de 1888.)

Ercilia García

¿Por qué escondida entre el follaje umbroso

Ocultas tu belleza, flor divina?

Tu aroma suave, tierno y delicioso

Me embriaga dulcemente y me fascina.

*         

Emblema santo de mi amor profundo

Sal, por piedad, de tu escondido asilo,

Y ahora que en reposo se halla el mudo

Vé á donde él se encuentra y con sigilo,

*

Cuando aspire tu aroma delicado

Dile, tu que conoces mi martirio,

Que tengo el corazón ya lacerado,

Que la vida sin él es un delirio.

*

Dile, ¡oh flor! escojida del poeta,

Que vive en mi memoria su recuerdo,

Y que te ame cual yo ¡tierna violeta!

Ya que al enviarte tu perfume pierdo.

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Las amigas

María Garza González

¡Cuántas hay que se dan el título de amigas, y no lo son más que de mera fórmula! Pocas, muy pocas son las que de veras se quieren; y ninguna amistad parece más duradera que aquella que empieza á los albores de la vida; y sin embargo, á veces ni aun ésta es verdadera; un cambio de fortuna, una frase mal interpretada ó la más leve causa, es motivo de enfriar una amistad que parece había de eternizarse por los días de la vida.

Estas y otras ideas me vinieron á la mente al presentarse Elena á las puertas de mi casa con lágrimas en los ojos. ¡Pobrecilla! Ella que es toda ternura, entre sus amigas cuenta con predilección á Enriqueta; y con justicia, pues es su amiga de la infancia, íntimas en sus juegos, compañeras en los estudios, jamás se habían separado, eran la una para la otra; juntas crecieron y juntas entraron á formar parte en la sociedad, comunicándose sus más gratas impresiones, con aquel candor y aquella sencillez de corazón propias de su edad. Imposible les era estar separad en los teatros, paseos, visitas ó tertulias; donde estaba la una, de seguro se encontraba su inseparable compañera.

Ni por un momento se podría juzgar fingida esta amistad, jamás se podría creer que habría falsedad en tales muestras de cariño; y sin embargo, á pesar de tantas pruebas y protestas, Elena llora el abandono de su tierna amiga. Sin causa ni razón plausible se ha olvidado de su amistad, y empieza, por lo tanto, á desconfiar de la que ha sido depositaria de sus penas, de sus dudas y pesares; viéndola con una indiferencia cada día más notable hasta acabar por suspender sus visitar y no causarle estrañeza el que le falte la vista de su amiga y compañera.

Extraño para Elena era todo esto, pero no se le presentó ocasión de saber la realidad, sino hasta un domingo por la tarde, en el paseo de la plaza principal. Entonces, y al dar las primeras vueltas, se encontró con Enriqueta, acompañada de una señorita recien llegada, qué sé yo de donde, que es su nueva amiga y que, al parecer, se quieren mucho; al verla Elena, su alegría no conoció límites y procuró acompañarse con ella como lo tenían por costumbre; pero ¡ojalá y nunca lo hubiera intentado! lejos de ser presentada con la nueva amiga, recibió un trato despreciativo y vió manifiesto el disgusto de su antigua amiga por su compañía, y la sensible Elena tuvo que separarse con el alma transida de dolor y dirijirse á su casa.

Fué tanto lo que la hirió tan fuerte golpe, que las lágrimas corrieron á raudales por sus mejillas y el sueño huyó, por la noche, de sus párpados. Por más que torturaba su imaginación evocando los recuerdos, no encontraba la causa para ser tratada de semejante manera.

Finalmente, Enriqueta dió el golpe de gracia y rotó la cadena amistosa que uniera tan tiernos corazones, dando una tertulia en su casa, á la que invitó á todas sus amigas sin recordar ni aun por cumplimiento, de aquella que en otro tiempo fué su inseparable compañera.

Con justicia Elena vierte tan copioso llanto; triste, muy triste es en verdad, recibir un desengaño semejante, no sólo para un corazón tan sensible como el suyo, y tan lleno de amor para con sus amigas, sino aun para aquellos menos aprencivos; grande es el dolor que la aflije, y no hay palabras de consuelo á tanta pena; sólo con lágaimas encuentra espansión á su primer desengaño; y es que, queriendo con toda la fuerza de su alma, se cuida poco de ver si es ó no verdadero el cariño que se le ofrece; siente el peso de la decepción y se halla dispuesta á recibir otro y otros más; porque la vida es una cadena no interrumpida de episodios y sucesos más ó menos tristes. Juzga y con razón, que el cariño una vez sintiéndose en el alma con predilección hacia persona alguna, no puede borrarse con facilidad; se quiere á pesar de todo, aunque no se manifieste, pero cuando no se comprende la nobleza de corazón ó finos sentimientos, se llama poca dignidad al afecto que sentimos.

Con frecuencia se vé que se entrega la amistad, el cariño más puro á quien menos lo comprende; á quien las más veces paga con desdén ó con la más cruel indiferencia el verdadero afecto, y cuando se ve el engaño y se siente la pérdida, se llora con lágrimas bien amargas; pero quizá ya es tarde, la hipocresía disfrazada de etiqueta es lo que sólo se consigue, ya no aquella confianza de la amiga y compañera de la infancia; y es que siendo de carácteres distintos dos personas no pueden congeniar, y aunque de fina educación y trato distinguido, difieren en su manera de pensar. Esto pasa á mis buenas amigas, quienes, no aviniéndose á sus propias ideas, rompieron la más estrecha amistad, y el destino se encargó después de separarlas por completo, pues, casada Enriqueta con un rico hacendado de Linares, tuvo que radicarse en esa hermosa población; al poco tiempo Elena unió también sus destinos con un joven mexicano sin otro patrimonio que el que le produce su trabajo personal como dependiente de una de las más fuertes casas de comercio, establecido en Corpus Christi, donde se han radicado.

Compañeras y amigas ambas jovenes, me han honrado con su correspondencia; y hoy, contando con su beneplácito, doy publicidad á sus respectivas cartas, por ser de utilidad para la verdadera educación de la mujer, y que, estoy segura, me agradecerán mis queridas lectoras.―(Continuará.)

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La vida

María Garza González

Blandamente reclinado

De su madre en el regazo,

Duerme el niño sosegado

Mientras es llegado el plazo

De verse todo apenado.

Poco á poco en la pendiente

De la vida se desliza

Y en su labio balbuciente

Se dibuja una sonrisa

Cándida, pura, inocente.

Crece y crece de improviso,

Que los años van pasando,

Y ¡á las aulas! es preciso

Que instrucción vaya tomando

Para ser hombre maciso.

De la vida á los umbrales

Ya principian los abrojos,

Las congojas y los males;

Se presentan á sus ojos

Las espinas y zarzales.

Después el niño inocente

En fugaz edad florida

Llega á ser adolescente,

Y de Amor profunda herida

En su pecho luego siente.

Pero es esto una alborada

Muy risueña y apacible

A que el alma está inclinada

Y le parece imposible

Mirar su dicha frustrada.

Es la edad de las pasiones

Del goce y de la inquietud,

De dichas y decepciones,

Es, en fin, la juventud

Que nos llena de ilusiones.

Tras de tanta dezazón,

De la vida á los embates

Llega al fin la reflexión,

Y entre dudas y combates

Vive siempre el corazón.

De familia los cuidados

Se presentan á su paso,

Pues sus hijos siempre amados

Son el báculo en su ocaso

Cuando están bien educados.

Sigue el hombre caminando

Entre penas y congojas

Y el tiempo vá destrozando

De su existencia las hojas

Y su vida terminando.

Más no concluye su anhelo,

Siempre ansiando venturanza,

Como el ave en raudo vuelo

Se levanta en la esperanza

De encontrar de dicha un cielo.

Y el terrible desencanto

Es tan sólo lo que encuentra

Y sus ojos vierten llanto,

Y en su corazón concentra

Sólo penas y quebranto.

A mil pruebas se sujeta

El hombre en cualquier esfera

Hasta llegar a la meta

De la misión que trajera

A este mísero planeta.

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Dedicado a las familias.

Noche Buena

Montemorelos, Diciembre 24 de 1887.

Julia G. De La Peña De Ballesteros

Hay razón! y razón justa

En llamarse <<Noche buena>>

La noche de dicha llena

En que nació el redentor;

Aquel candoroso niño

Que al soplo del viento helado;

Posó su cuerpo sagrado

En miserable rincón

Doblemos la rodilla

Y místicos cantares

Al pié de los altares

Alcemos con amor.

Jesús al mundo vino,

Hossana! al santo enviado,

Apostol venerado

De nuestra redención.

Agrúpense los fieles

Adoren al nacido,

Que al mundo pervertido

Le trajo salvación.

¡Salud! al niño santo

Feliz predestinado,

Que fué crucificado

Por nuestra redención.

Al aroma del incienso

Se mezcle nuestra alabanza,

Y con entera confianza

Adoremos al Señor.

¡Salud noche! noche buena,

Tu celebración cristiana

Nos anuncia esa campana

Que nos invita á rezar.

Católicos, de rodíllas!

Sobre las místicas galas

Tiene sus divinas alas

El espíritu de Dios.

En el altar blanco y bello

Donde ese niño descansa,

Se encierra nuestra esperanza

Como el perfume en la flor.

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A la distinguida poetisa

Enero 9 de 1888

Ercilia García

Sra. Julia G. de la Peña de Ballesteros.

Voy á pulsar con alma entusiasmada

Mi insonoro y tristísimo laúd,

Y en sus notos decirte emocionada

Que es sincera hacia ti mi gratitud.

¡Poetisa angelical! de cuya lira

Brotan célicas notas de placer;

Y á cada nota el corazón suspira

Y se siente de dicha estremecer.

No puedes comprender lo que yo siento

Cuando escucho tus cantos seductores;

Eres cantora tú del sentimiento

Y mitigas del alma los dolores.

Yo ser tía un pesar indefinible,

Mis ojos eran manantial de llanto;

Mas ese negro afán, tenaz y horrible

Disiparlo supiste con tu canto.

Porque el destino con su saña impía

Cruel se complace en desgarrar mi alma;

De luto cubre la existencia mía

Sin encontrar el corazón la calma.

Y cual tú, yo buscaba un ser querido

Que endulzara mis horas de amargura,

Reanimando mi espíritu abatido

Con su leal amistad y ternura.

Y ese ser eres tú, que me comprenda,

Y confío en tu amistad, Julia querida,

Por ventura te hallé en mi triste senda

Y doy gracias á Dios reconocida.

La esperanza, esa maga seductura,

Faro de luz que nuestros pasos guía

Que esperara, me dijo bienhechora,

Y tranquila esperaba noche y día.

¡Amistad! esa flor pura y lozana

Que esparce suave divinal fragancia

Nos une, sin temor de que mañana

Nuestro lazo desate la inconstancia.

Y esa flor que jamás deshoja el viento

En el jardín del alma se cultiva;

La riega sin cesar el sentimiento

Y se mantiene en su tallo siempre viva.

Tu debes comprender, mi dulce amiga

Lo que vale esta flor tan delicada,

Los pesares piadosa ella mitiga

Y para ti lo tengo bien guardada.

Y ya que de Amistad en los altares

Te ofrezco mi cariño y simpatía,

Un recuerdo te mando en mis cantares

Acéptalo porque es el alma mía.