Tomo I Monterrey

Julio 1 de 1888. Número 17.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

La mujer en México

(El Correo de las Doce.)

F.G.

Salvo honrosísimas y muy contadas excepciones la mujer en nuestro país se encuentra én el estado moral, que tuvo en la época de nuestros mayores. Estiéndese por todas partes y crea nuevos horizontes la enseñanza del hombre; pero el ser débil, la mujer, continúa sometida á las faenas domésticas exclusivamente, ni más ni ménos que una honrada ma de gobierno.

Desde los primeros pasos que dá en la vida se le nutre en la idea de la obediencia pasiva, se exagera la debilidad de su sxo, la inferioridad de sus facultades intelectuales, que le impide luchar con su competidor el hombre, su señor natural. En las establecimientos privados de educación se le enseña á los que se llama el Santo temor de Dios traducido por la creencia ciega de todo lo que quiere el buen director espiritual y cuando ha leído cancaneando el Fleury, conocido de cuerito á cuerito los preceptos del padre Ripalda y las cuatro reglas de aritmética ha llenado ya su misión sobre la tierra, ¿Qué más necesita saber la mujer? Síguese luego la educación del adorno, el bordado en todas sus variedades, el piano, la costura, el conocimiento del cocinero mexicano, para saber confeccionarle arroz á la valenciana ó los chiles rellenos, La Señorita está yá en disposición de presentarse en sociedad bajo la dirección siempre de la mamá que á su vez no conoció del mundo otra cosa, ó de alguna tía solterona que tiene el horror al matrimonio. Y esta niña así educada será mañana madre, pasarán sobre ella terribles deberes, sufrirá el embate de las pasiones, sin más guía que su conciencia, sin más elementos que la pureza de su corazón. Su único entretenimiento desde que tiene la conciencia de ser mujer, son las novelas ¡y Dios sabe cuales! Busca en el mundo para entregarle su corazóu y su cuerpo, virgen purísima, á algunos de aquellos tipos magistralmente pintados por Dumas ó E. Sué, algún espada chín de la edad media, capaz de herir á diez de una sola estocada, vencedor, y jamás vencido, entregándose tierna paloma en las garras de feroz milano. Si más tarde la miseria toca á las puertas del hogar, contra ella no tiene más recursos que sus lágrimas, más esperanza que su santa resignación. Orar y pedir al Dios Supremo algún milagro de los que é puede hacer cuando se le pida con fé, es talismán, y mientras consolada espera, los niños acurrucados en algún rincón tiritan de frío y lloran de hambre, que es impotente para acallar. Maldice entonces aquella educación que le impide buscar el pan para sus hijos.

Tiempo es ya de acabar con tan pernicioso sistema. La mujer es tan inteligente quiza más, que el hombre, y su espíritu es digno de ser levantado. La mujer ese ángel del hogar, no nació exclusivamente para formar las delicias del sexo fuerte. Puede y debe tener caudal bastante de instrucción para bastarse así misma y ser más tarde el guía experto, inteligente de sus hijos. Las ciencias y las artes la brindan con sus encantos. Romper con esas preocupaciones del pasado que ponían barrera infranqueable al sexo débil, segregándola de los mundos del saber. ese debe ser el esfuerzo constante y poderoso de la sociedad actual.

En la capital de la República ha sido acordado el título de Médico cirujano á la Srita. Montoya.

¡Cuán duro fué el aprendizaje de esta Srita!

¡Criticada por todas partes, zaherida por todas las mujeres, calificada con los epitetos más virulentos, pero ella firme en su propósito, adquirió una corona, tanto más valiosa, cuando que fué conseguida á costa de mayores sacrificios.

Es de esperarse que las jóvenes mexicanas, animadas de ejemplo tan digno de ser imitado, sigan por el camino trazado ya por la Srita. Montoya.

Nosotros no tenemos más que estas palabras que dirigirles.

Valor y constancia.

Tomo I Monterrey

Junio 15 de 1888. Número 16.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Opinión de la prensa

(Continúa.)

“LA VIOLETA.”

Con grande placer leímos los números 11, 12 y 13 de esa amena é instructiva publicación que en Monterey redactan varias apreciables Señoritas. Verdaderamente su lectura es deleitable, como el suave aroma de la modesta flor que lleva por nombre. —(Momo, San Gabriel, Jalisco.)

“LA VIOLETA.”

Quincenal de literatura y variedades, que se publica en Monterey, N.L. ha tenido la bondad de corresponder á nuestra visita remitiéndonos los números 11, 12 y 13 de su publicación.

“La Violeta” está redactada y dirigida por señoritas de aquellas capital, quienes desde luego merecen nuestro profundo respeto por sus nobles y levantadas aspiraciones: el mejoramiento de su sexo por el saber y la virtud, flores inmarchitas del espíritu.

Unimos, pues, nuestros aplausos á los que justamente han tributado muchos colegas á las producciones de “La Violeta;” y deseamos para sus redactoras y colaboradoras —unas muy lindas y todas muy dignas— por premio de sus loables esfuerzos, luz del cielo; para su inteligencia, dichas sin fin. —(El México-Tejano, San Antonio, Texas.) 

“LA VIOLETA.”

Ultimamente nos han favorecido las oportunas visitas de ese interesante y simpático quincenal que se publica en Monterey y está redactado por Señoritas: ningún nombre se le habría adaptado mejor que el que lleva: la violeta es el poético emblema de la humildad y la modestia, las más preciadas virtudes de la vírgen cristiana.

Al recorrer sus páginas parece que exhalan delicado perfume, y el estilo, fácil y elegante en que están escritas, habla muy alto en favor de la ilustración y cultura del bello sexo regiomontano. Monterey debe ser sin duda una culta población, pues donde el nivel intelectual de la mujer se halla á mayor altura, la civilizacion y el progreso brilan con sus más refulgentes esplendores.. —(El Cronista, Irapuato.)

“LA VIOLETA.”

Este es el título de una publicación literaria que escriben dos inspiradas poetizas Neoleonesas. 

Entre el montón de hojas políticas que recibimos en cambio de La Unión Liberal encontramos cada quince días La Violeta, como entre las breñas del bosque se encuentra una flor aromosa y pura, como en las ardientes llanuras del desierto, suele hallarse un manantial de cristalinas aguas.

En la publicación de las Señoritas Ercilia García y María Garza González, se aspira el suave perfume de la modesta vírgen de las ondas que le dió su nombre.

En obsequio de los lectores de este semanario, reproducimos hoy en la sección correspondiente, una de las preciosas composiciones que publica La Violeta. —(La Unión Liberal, Durango.)

Tomo I Monterrey

Junio 15 de 1888. Número 16.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

La mujer

Trabajos propios de su sexo

Ercilia García

Con el título de los “Parásitos y la mujer,” insertamos no ha mucho en La Violeta, tomándolo de un periódico de México, un artículo, relativo a los trabajos propios para la mujer, y hoy vamos á ocuparnos de ese asunto, aunque someramente, con la creencia de que algún día, no muy lejano quizá, veamos en el terreno de la práctica lo que hoy sólo existe en teoría.

No puede negarse que la mujer avanza, aunque paulatinamente, pero con decisión y denuedo, á la cima de su perfeccionamiento; las vías del progreso y de la civilización ya se han abierto para ella; y si es verdad que aun tiene que luchar y que vencer un cúmulo de obstáculos para ver realizadas sus justas aspiraciones, también lo es que, á fuerza de constancia y alentada por las ideas del siglo, logrará al fin lo que ambiciona, esto es asegurar su hoy incierto porvenir.

Nosotras no queremos que se nos tache de utopistas, porque no vamos á sostener la completa emancipación de la mujer, aunque con el tiempo este sea el resultado que se obtenga, pero, si al presente no es posible que la mujer dependa de sí misma, queremos que, cuando ménos, no se le usurpe por el hombre el puesto que sólo á ella corresponde, que no se le prive de buscar desahogadamente su subsistencia, en todos aquellos trabajos que están al alcance de sus fuerzas.

Ideas retrógradas y antisociales son las que abrigan todavía algunos, que pretenden que viva siempre la mujer en la ociosidad ó en la inercia, sin proporcionarse más trabajo, hablando de la mujer desheredada, que el de la aguja, la plancha ó la cocina; en tan reducida esfera está sujeta, á mil y mil privaciones, que la hacen anhelar, con justicia, el modo de ensanchar su esfera de acción en los campos del trabajo.

Ocupaciones hay, que la mujer puede  desempeñar fácilmente, y con el salario que obtenga, muchas lágrimas se ahorrarían, arrancadas por la desesperante y descarnada miseria ó por la crueldad de los hombres.

Entre las desheredadas de la fortuna, hay mujeres cuyo talento las coloca en el grado de poder desempeña, si se quiere con más acierto que el hombre, algunos trabajos que por su facilidad, son propios de aquéllas. En un establecimiento mercantil. de géneros, una mujer puede desempeñar á maravilla el empleo de dependiente, y hasta sería de positiva conveniencia para el patrón, pues ella con la suspicacia propia de su sexo sabría dar lucidez al establecimiento, y con su trato fino y amable por naturaleza, atraer á las personas que desearan comprar algún artículo; las familias, sin escrúpulo de ninguna especie, llegarían gustosas á los comercios servidos por señoras.

También hay mujeres instruidas en la contabilidad, que podrían muy bien llevar los libros de cargo y data y demás que sean necesarios en las casas de comercio ó en cualquiera otra oficina.

La telegrafía es otra de las ocupaciones adecuadas á la mujer; así como la tipografía y otros varios, que en la actualidad desempeñan brazos musculares, que son necesarios en otros quehaceres varoniles, propios de su sexo y fuerza.

En los Estados Unidos y otras naciones europeas, la mujer tiene despejados los campos de trabajo, ya mecánica, ya científicamente ó de cualquiera otro modo, pero no se le deja morir de hambre si se le precipita á los abismos insondables del vicio ó del crimen.

¡Ojalá! que en nuestra patria, desechando esas rancias preocupaciones que le cierran las puertas del trabajo á la mujer, se siga aquel ejemplo y se la coloque en el puesto que le corresponde entre los pueblos cultos y civilizados.

Tomo I Monterrey

Junio 1 de 1888. Número 15.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Algo sobre la ilustración de la mujer

(Montemorelos.)

Julia G. de la Peña de Ballesteros.

Voy á escribir unas cuatas líneas sobre un asunto que se presta y se prestará siempre á una vasta y profunda disertación; asunto en el que seré parca, por que ni la pequeñez de mi talento ni mis deberes domésticos, á los cuales consagro una gran parte de mi tiempo, me permiten extenderme, sino pasar como á vuelo de pájaro, sobre aquellos puntos, cuyos notables relieves detienen hoy mi atención.

La ilustración de la mujer es la base fundamental de su virtud, es la palanca del bien para derrocar el mal, cuyo más grande imperio está siempre en los absurdos de la ignorancia, la mujer instruida es la luz del hogar, y el prestigio que la rodea le abre las puertas de la sociedad que la admira.

Privar á la mujer de la ilustración colocándola siempre en una escala que la hace aparecer inferior al hombre, es un error craso que cede en perjuicio del hombre vano que lo procura.

¿El hombre no quiere una compañera que como él alcance triunfos en el mundo de la ciencia ó de las artes? ¿será preciso buscarle una mujer autómata que llene sus aspiraciones? ¿será preciso que subsista á través de los siglos y en todos los países la mujer del Oriente instrumento pasivo de caprichos groseros? No; opongámonos con toda la fuerza de nuestra voluntad á esa abyección que no tiene lugar de ser; el siglo del adelanto material debe ser también el del adelanto moral; no porque la mujer se instruya deja de ser buena madre y mejor esposa, no porque asista á las aulas del saber dejará de cumplir con sus deberes domésticos, las dos cosas son compatibles en esa naturaleza que se quiere injustamente nulificar.

Abrid paso á la mujer que se ilustra y se hará más digna de ser la compañera del hombre; tierna é instruida tendrá para él caricias y consejos, y los hijos que de ellas nazcan serán ciudadanos virtuosos que labrarán el porvenir de su Patria. Opongámonos, pues, á la fatal doctrina del retroceso que pretende hacer creer que la mitad del género humano no tiene más radio donde extender las alas de su privilegiada inteligencia que el comprendido en las estrechas dimensiones del hogar. ¡Paso á la mujer sabia, que sin el auxilio del hombre puede con su ciencia labrarse una existencia cómoda y honrada! ¡paso á la esposa que puede, cuando el caso lo requiera, subvenir, en lugar del padre á las necesidades de sus hijos.

No quiero para la mujer esa educación superficial que la vuelve vana y caprichosa, esa instrucción de salón que la hace pensar únicamente en el baile y en la moda, en el tocador y en la lisonja, quiero una instrucción sólida que la convierta en un ser verdaderamente estimable, que la enseñe á labrar su bien, labrando el de sus semejantes.

Quiero para ella una suerte igual en el campo de la ciencia á la suerte del hombre, quiero que puedan ser iguales sin rivalidad, sin antagonismo; un copio de sabios conocimientos harán á la mujer mucho mejor de lo que podría ser; dejará de ser débil, porque la ciencia es una fuerza verdadera, y dejará de ser ficciosa, porque no tendrá necesidad de fingir el mérito que posea; hagamos porque la mujer llegue al pináculo de sus aspiraciones, demasiado nobles, para ser protegida; negarle lo que desea, es caminar á oscuras en el camino del progreso intelectual.

Tomo I Monterrey

Junio 1 de 1888. Número 15.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Opinión de la prensa

(Continúa.) 

“LA VIOLETA”

Tenemos la honra de participar á nuesrtros numerosos suscritores, que en la ciudad de Monterey, Estado de Nuevo-León, ha aparecido un simpático colega con cuyo nombre encabezamos estas líneas y cuyo número 9 tenemos á la vista.

Su cuerpo de redacción lo forman Señoritas que debido á sus muy sentidos y bien estritos artículos se han hecho acreedoras á los muy recomendables títulos de ilustradas y amantes del progreso y civilización.

Al mismo tiempo que establecemos el cambio, tenemos la satisfacción de recomendar á los padres de familia, una publicación tan útil y provechosa para el bello sexo,

(La Opinión.–Culiacan.)

“LA VIOLETA”

Este es el simpático título de un periódico redactado por Señoritas de lo más granado de la sociedad de Monterey. El título simboliza la modestia de sus amables redactoras; pero el periódico es espléndido, por la pureza de su estilo y elevado de sus pensamientos.

Yo soy barretero y ando entre metales: pero mi corazón no se metaliza y amante de lo bello y de lo grandioso, admira el talento de las Señoritas que redactan “La Violeta” y se pone á sus piés.-(El Barretero.—Etzatlan. Jalisco.)

“LA VIOLETA”

Con este nombre se publica en Monterey, (Nuevo-León), un simpático quincenal redactado por ilustradas Señoritas, cuyas producciones son verdaderamente joyas literarias que honran demasiado á sus autoras. Deseamos la longevidad de tan importante publicación y enviamos á ese bouquet de Señoritas que forman su redacción, nuestras más sinceras felicitaciones.-(El Avisador. Ciudad-Guzman, Jalisco.)

“LA VIOLETA”

Hemos estado recibiendo ccn toda puntualidad esta ilustrada publicación, redactada por varias señoritas de Monterey.

En verdad que no puedc ser más á proposito si titulo, por que cada frase de ella, cada palabra, cada concepto, es una perfumada flor, cuya aroma exhalan las elegantes poesías y los sonoros versos que está dando á luz.

Enorgullézcase, pues, con “La Violeta” la literatura nacional y el bello sexo mexicano.—(El Eco de la Frontera, Saltillo.)

“LA VIOLETA”

Un simpático y bien escrito periódico, del nombre con que encabezamos este párrafo, ha visitado nuestra mesa de redacción. Orgullosa debe estar la Ciudad de Monterey, donde vé la luz pública, porque la mujer en este siglo de las utopias realizadas, ha llegado al último grado de civilización, no obstante que algunos hombres de ideas retrógradas quieren degradarla, y en su locura anhelan la instrucción sólo para el hombre.

Felicitamos á la Srita. Ercilla Garcia Directora de la simpática “Violeta;” y á todas las que forman parte en el redacción, las alentamos para que jamás desmayen en la empresa, pues recuerden lo que dijo un célebre escritor francés: “La felicidad del genero humano depende de la instrucción de la mujer.”

Desearíamos que nos hicieran favor de mandarnos, los números del 1 al 7 á fin de que no quede nuestra colección incompleta.—(La Idea, Aguascalientes.)

Tomo I Monterrey

Mayo 1 de 1888. Número 14.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Opinión de la prensa

(Continúa)

A “LA VIOLETA.”

Tan luego como sentamos plaza en las honrosas filas del periodismo, procuramos remitir “El Progresista” á todas las publicaciones congéneres de que hemos tenido noticia; y nos es muy grato manifestar que la mayor parte de aquellas publicaciones se han dignado establecer con nosotros el cambio de costumbre, sin fijarse en lo humilde y reducido de nuestro periódico. Entre aquellas que nos han visitado contamos “La Violeta,” que se publica en Monterrey, y es redactado por un simpático grupo de instruidas Sras. y Sritas., que comprendiendo en toda su magnitud la necesidad imperiosa de la educación de la muger, necesidad que ―pésele al mundo― no está satisfecha ni concebida quizá; esas inteligentes Sras. y Sritas., repetimos, venciendo la timidez propia de su sexo, se han lanzado intrépidas al estadío de la prensa, con ese amor digno de su delicada misión, para iniciar un estudio, para promover una reforma, que será en el porvenir querida como una justa esperanza y adorada como una santa religión.

Y tal iniciatiiva en ellas, es por cierto la satisfacción de una nueva necesidad, porque el hombre, engolfado en asuntos que llama de alta trascendencia, parece haber olvidado casi por completo á la preciosa mitad de su sér, la que debiera ser su inseparable compañera; ó tal vez en su censurable indolencia, no ha podido comprender que el adelanto de la sociedad y el engrandecimiento de la patria, dependen en gran parte de la cultura de la familia, de la educación de la mnger.

Al escribir este pequeño artículo, que sincera y respetuosamente dedicamos á “La Violeta,” prescindimos de esas gratas impresiones de momento, de esas dulces emociones en que sólo toma parte el sentimiento que arrebata y confunde, ó la imaginación que fascina y seduce, pero en las cuales ningún participio toma la recta razón que juzga y analiza; y si hoy nos vemos en el caso de usar la paleta de la fantasía, y de pulsar aunque torpemente las susceptibles fibras del sentimentalismo, no ha sido, ni será nunca, con agravio de la sana razón, sino para aplaudir en esta vez, la muy razonable y grandiosa idea que impulzara al bello sexo á esgrimir su hábil y encantadora pluma en la arena periodística.

Hace tiempo que abrigamos la convicción sobre lo muy importante que es la educación del sexo bello, y llevados por la fuerza de esta convicción, hemos dejado correr alguna vez nuestra débil pluma en las columnas de nuestro pequeño periódico; pero, lo confesamos francamente, la amena lectura de “La Violeta” nos ha sugerido la idea de escribir estas líneas, que con gusto damos á la prensa, para nuestra satisfacción, y como un justo tributo de admiración que rendimos á las dignas y estudiosas redactoras y colaboradoras de tan simpático como útil periódico.

En nuestros días vemos con placer que la novela, ―el libro más popular en la actualidad― va tomando una nueva y bienhechora faz, porque sus autores, abandonando la senda extraviada del crímen que disfrazaban, ó la de las pasiones innobles á que cantaban, se han ido consagrando al triunfo de la virtud y la moralidad, obsequiando ambién la verdad histórica ó científica como lo vemos realizado en Pérez Escrich, Verne y Flamarión.

Sólo faltaba que el periodismo, esa poderosa palanca del pensamiento, coadyuvara también á la obra de regeneración que necesita el hogar, empezando, como es debido, por la educación de la muger. En ese sentido, el periódico á que aludimos han venido á llenar un vacío que se hacía sentir desde tiempo inmemorial.

Sigan, pues, las fundadoras de “La Violeta” la gloriesa senda que se han trazado, y redoblen cada día sus esfuerzos en favor de su sexo, para satisfacción propia y noble orgullo de Nuevo León.―(El Progresista. Lampazos.)

Tomo I Monterrey

Mayo 1 de 1888. Número 14.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

El Sr. Doctor José Eleuterio González

La Redacción

El morir es natural. La muerte es la pena de la desobediencia original. Dios crió al ser humano para la inmortalidad; mas éste abusando de esa prerrogativa con que le dotó el Supremo Hacedor, de la libertad, trastornó el plan divino, y en consecuencia se hizo digno de castigo. He aquí la razón de la muerte natural.

Pero el sentimiento primitivo de la inmortalidad quedó en el fondo del ser humano: todos la deseamos por innata propensión, y ya que el morir es forzoso, ansiamos vivir siquiera en la memoria de nuestros amigos y relacionados. ¡Terrible contraste! ¡Deseo íntimo, profundo, de ser imortal: necesidad inexorable de morir! ¡Arcanos de la creación….! Por esto nos causa siempre sorpresa la muerte de un ser estimado.

……………………………………………………

Motivo de justísimo dolor es para la sociedad regiomontana el fallecimiento del Benemérito Dr. Jose Eleuterio Gonzalez, acaecido el día 4 del pasado Abril; ¿y cómo no ser así cuando eran conocidas sus virtudes y prendas morales que le adornaban? ¿Cómo no llorar al que fuera el benefactor de la humanidad, el sabio maestro, el filántropo el caritativo, el ciudadano modelo? !Ah¡ las lágrimas no son bastantes á manifestar el sentimiento que ha causado tan irreparable pérdida, porque el ilustre Gonzalitos, como por cariño se le decía, quemó su mejor incienso en aras de la abnegada filantrópica; sin embargo ellas irán siempre á humedecer su tumba y aliviarán un tanto la pena de que se halla poseída la sociedad entera.

¡Inexcrutables designios del Altísimo! Ayer el venerable Doctor estrechaba aún las manos de sus amigos, y alegre y familiar departía con ellos; ayer instruía á esa pléyade de jóvenes que iban solícitos no sólo á recibir el sabrosísimo pan de la instrucción, sí que también sanos y edificantes consejos que les daba cual tierno y afectoso padre; y hoy, ya no existe, su cuerpo yace bajo la losa fría de la tumba; pero no….. hemos dicho mal, existe aún, por que los buenos nunca mueren, existe, sí, en el corazón de todos, y especialmente en el de aquellos que recibieron sus lecciones y sintieron la acción de sus grandes beneficios: aquellos que con sanos ejemplos guiara con paternal, cuidado por la senda de la virtud, y que agradecidos tejerán guirnaldas inmarcesibles con las flores del cariño, que irán á depositar sobre su sepulcro, junto con las lágrimas de gratitud que derraman sus sensibles corazones.

Sí, el bienhechor de los pobres, el inolvidable Gonzalitos, se ha ausentado para siempre de entre nosotros; pero nos queda el recuerdo de sus virtudes, de sus magnánimos hechos…….

Tres deidades vestidas de luto lloran sobre su tumba: la Ciencia, la Caridad y la Virtud, porque á ellas rindió siempre fervoroso culto el venerable anciano; por eso, y como premio á su conducta intachable, á sus bondadosas obras, murió rodeado de multitud de amigos y numerosos discípulos, y es llorado por todo el pueblo que supo apreciar sus beneficios.

Por sus obras, sus virtudes cívicas y su raro talento, fué elevado más de una vez á la primera Magistratura del Estado y al desempeño dé los más prominentes puestos públicos; el Congreso, como una débil recompensa á sus muchos é importantes servicios, le declaró Benemérito y mandó esculpir su nombre, en letras de ero, en el Salón de la H. Legislatura del Estado.

Los funerales que se le hicieron estuvieron suntuosísimos, casi regios. Embalsamado el cadáver fué trasladado al Palacio de Gobierno, y colocado en un magnífico catafalco, levantado en el lujoso salón de recibo, donde estuvo puesto á la expectación pública por espacio de veinticuatro horas. El catafalco donde yacía el cuerpo inanimado de Gonzalitos, estaba cubierto de coronas fúnebres de finísimo crespón negro, en cuyo centro se le´´ian en letras doradas algunos pensamientos notables, dedicados á la memoria del inolvidable anciano.

Allí fué visitado por una multitud incontoble de personas, pertenecientes á todas las clases sociales. El Gobierno, de acuerdo con las demás Corporaciones existentes en esta Capital y varios particulares y profesionistas notables, nombró todas las comisiones encargadas de hacer los honores póstumos y organizar los funerales, como era digno del Benemérito Doctor.

Como á las cinco de la tarde del día 8, el cortejo partió de Palacio para el Hospital Civil, donde debían ser inhumados los restos del ilustre finado.

Indescriptible era el espectáculo que presentaba la fúnebre procesión; ésta la formaban todos los funcionarios del Estado y municipales, el “Círculo de Obreros,” las Asociasiones políticas, las Escuelas de Medicina y Juaisprudencia, los alumnos del Colegio Civil, los miembros del Colegio de Abogados, multitud de particulares, numeroso pueblo y, por último, la guarnición de la plaza. Las calles estaban enlutadas é invadidas por una muchedumbre de gente verdaderamente inmensa. En la plazuela del Hospital, preparada exprofeso convenientemente para la última ceremonia, se leyeron sentidos y notables discursos y oraciones por los Sres. Licenciados Francisco Valdés Gómez, Ramón Treviño y H. Dávila, Dr. José María Lozano y el Sr. Ricardo M. Cellard, que leyó una alocución por el Lic. Enrique Gorostieta.

Por doquiero un doloroso suspiro, el pesar pintado en todos los semblantes; no hubo persona allí cuyo rostro no fuese surcado por las lágrimas, y hasta en los más apartados recintos de la ciudad oíase el sollozo con que daban el postrer adiós al que, con benéficas obras, había sembrado de afectos el camino por donde debía dirijirse á su inmortalidad. Sí, él con esas obras benéficas, se había conquistado el aprecio de cuantos le trataron, y por eso todos los círculos sociales se unieron para depositar sobre su sarcófago guirnaldas de frescas siemprevivas.

La muerte de Gonzalitos será eternamente llorada, porque hombres como él, de cualidades poco comunes, no se reponen fácilmente; su memoria nos acompañará siempre, y Dios le habrá destinado entre las almas nobles un puesto preferente en su Soberano Alcázar.

Tomo I Monterrey

Abril 1 de 1888. Número 13.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

La mujer y los enemigos de su Ilustración

La Redacción

No nos extraña que alienten todavía espíritus díscolos que se enzañen contra la ilustración de la mujer y le estorben bajo pretestos verdaderamente fútiles su marcha intelectual; no nos extraña, porque siempre en todos los pueblos, en épocas anteriores, y en algunos aun en la presente, la mujer ha sido considerada como un ser inferior al hombre, propia sólo para proporcionarle deleites y la satisfacción de sus caprichos. Bien es verdad que al presente, en la mayor parte de los pueblos, se le concede ya el privilegio de ser la compañera del hombre, y se le da el título de cara mitad del género humano; pero siempre sin que traspase los umbrales del hogar doméstico, es decir, sin que salga de la esfera en que, bajo distinto modo, pero con igual objeto, se le ha mantenido; se quiere que la mujer, lejos de alumbrar su inteligencia con los fulgentes rayos de la ciencia, permanezca encerrada en la cocina; sin apartarse del lavadero, de la costura ó de la plancha, ó arrullando al niño que está en la cuna, y que sólo aprende como única ciencia la del todo fiel cristiano. Para algunos, la mujer que toda su vida se ciñe á estas condiciones es la verdadera mujer, la verdadera esposa, la verdadera madre; una mujer que escribe, una mujer que hace versos, una mujer que procura penetrarse de los augustos misterios de la ciencia, que piensa, en fin, y quiere enriquecer su inteligencia con el gran caudal de los conocimientos humanos, para más tarde formar también su corazón por medio de esos conocimientos y preservarse así de las asechanzas del mundo, de las cuales es el hombre el solo autor; una mujer, en fin, que tales ambiciones tiene, no es mujer, es un marimacho por que olvida sus tareas domésticas, es la usurpadora de los derechos del hombre, del titulado rey de la creación……..¿Cómo es posible, exclama éste, que el ser débil, á quien se ha pretendido desde la antigüedad mantener en la más completa abyección, quiera ahora igualarse al hombre, aunque esto lo haga obedeciendo á las leyes naturales del progreso humano, y probando palmariamente tener una inteligencia tan vasta como la del hombre y tan capaz para abarcar todos los conocimientos que éste pueda poseer? ¡Imposible! La mujer no debe salirse del límite que se le ha marcado, del hogar, es decir, no debe abandonar la cocina ó el lavadero, no debe olvidar que vino al mundo tan solo así cumple su misión sobre la tierra.

Que semejantes ideas se propalasen en aquellos tiempos de oscurantismo y de barbarie, ó se propalen aún en los pueblos donde aun no ha penetrado la luz de la civilización, en que la mujer, aunque dignificada por el gran Filósofo de Galileo, es vista, sin embargo, todavía con desprecio por el que siempre ha pretendido llamarse su señor, pase; pero en la actualidad, en la época de los grandes descubrimientos y en un país como el nuestro, que marcha al pináculo de su grandeza al frente de la civilización, tales ideas son un absurdo.

Los anteriores conceptos nos los inspiró la lectura de un artículo de nuestro muy estimable coleguita “El Colegio Independencia” de Mazatlán, que redactan las alumnas de aquel Instituto, y en el cual refutan las ideas vertidas en contra de la ilustración de la mujer por un escritor de <<El Correo de la Tarde>> de aquella misma ciudad.

Nosotras nos leímos el artículo que tan digna y acertadamente refutan nuestras compañeras de “El Colegio Independencia;” pero á juzgar por lo que ellas manifiestan, el escritor de “El Correo de la Tarde” es de los que participan de las ideas que dejamos sentadas al principio.

Y no es eso todo, sino que también otro escritor que se firma Lerdo, en “El Pacífico,” periódico de aquel puerto se pone del lado de “El Correo,” manifestando entre otras cosas: que las niñas del Colegio Independencia se han asombrado porque el redactor de “El Correo de la Tarde” les ha dicho alguna verdad amarga; y añade: que la mujer ha nacido para ser madre de familia, no para ser orador como Castelar, ni poeta como Juan de Dios Peza, ni escritor como Juan Montalvo, ni electricista como Edison, ni matemático como Leseps, ni pintor como Rubens, ni geógrafo como Julio Verne, ni literato como Campoamor; que las niñas han sido creadas por la naturaleza para ser más tarde buenas madres de familia etc., etc.

Lo dicho: para ciertas gentes no es posible que l mujer viva sola y continuamente la vida intelectual. El hombre se ha constituido su tutor y para ella ha hecho enmudecer la naturaleza. Sólo á él le es permitido analizar y dar razón de las cosas que existen. A la infeliz mujer únicamente se le permite presenciar, como un niño pequeño, las grandes funciones que diariamente se presentan en el mundo material, en el mundo moral y en el mundo intelectual. Heredera, como el hombre de un gran patrimonio, de todas sus propiedades, no se le entrega (y esto cuando mucho) sino algunas alhajas, una pluma, una aguja, un instrumento y un catecismo mudo que no comprende, y para entenderle necesita un intérprete, el cual la llena de preocupaciones, le encadena poco á poco la conciencia y la hace aun más desgraciada.

Una mujer que estudia, que raciocina para discernir, que razona para juzgar, no puede, á juicio de algunos, ser buena madre de familia; cuando que está plenamente demostrado por la experiencia, que mientras más ilustrada es la mujer, es más virtuosa, y sólo así puede reputarse como la maestra de la humanidad, porque instruida y educada intelectualmente podrá con mayor facilidad instruirse y educarse é instruir y educar moralmente á sus hijos.

La historia nos presenta el ejemplo tristísimo de la corrupción de los pueblos mientras la mujer, sumida en la ignorancia, gimió bajo las cadenas del despotismo varonil: á medida que la civilización avanza, la mujer ha ido levantándose de la postración en que se le ha mantenido, y los pueblos han purificado y moralizado radicalmente sus costumbres.

Sin embargo, el Sr. Lerdo de “El Pacífico” dice: que la experiencia le enseña y que contra hechos no hay palabras, que cuando se convierte á la mujer en notabilidad de cualquiera cosa, brilla en todas partes, menos en el hogar, sitio señalado por la naturaleza.

Semejante aseveración está por completo desmentida con los hechos, y, como dice muy bien el Sr. Lerdo, contra hechos no hay palabras. Vea si no lo que ha dicho el distinguido escritor Sr. Francisco Sosa en una biografía que hizo de la eminente poetisa michoacana Sra. Esther Tapia de Castellanos. El Sr. Sosa copia parte de una carta que en contestación á otra suya le escribió la distinguida poetisa y en la cual le dice lo siguiente: “Con oportunidad recibí su muy grata de 20 de Mayo y no había tenido el gusto de contestarla, como deseaba y debía, por haber tenido á tres de mis hijos con fiebre escarlatina: hoy que están aliviados, mi primer cuidado es escribir á Vd. para manifestarle mi profundo reconocimiento por la honra qne quiere dispensarme haciendo que mi nombre figure en la galería biográfica que está publicando en “El Nacional,” honra á que no soy acreedora bajo ningún título.”

“En las breves palabras que anteceden ―añade el Sr. Sosa― se hallan reveladas las más excelentes dotes que honrarán á la Sra. de Castellanos: su apego al cumplimiento del deber como madre, y su madestia como poetisa. Este solo rasgo basta para enaltecerla.

“Creese generalmente, ―sigue diciendo el biógrafo― ocasión propicia es la que hoy se nos presenta para tratar este asunto, que la mujer que se dedica al cultivo de las letras mira con desdén ó abandona por completo las costumbres y tareas propias de su sexo, perdiéndose para el hogar la que en el mundo literario llega á obtener un puesto más o menos distinguido. Si en otras partes ha sucedido tal cosa, no nos propondremos averiguarlo; pero sí nos es dado asegurar que en nuestra patria no se ha verificado así, y lo comprueba lo que ya hemos manifestado acerca de la poetisa michoacana objeto de estos apuntamientos biográficos.”

La notable escritora Sra. Laureana Wright de Kleinhans, directora de “Violetas del Anáhuac” de donde tomamos lo anterior, refiriéndose al mismo asunto agrega:

“Después de lo expuesto con tan galana elocuencia por el inteligente escritor que hemos citado, diremos que no solamente está en lo justo y en lo cierto, sino que podemos probar que el bello tipo moral de la Sra. Tapia de Castellanos es el tipo genérico de todas las mexicanas que han cultivado y cultivan las bellas letras, y que hasta hoy, no sólo no hemos visto ninguna que por ellas abandone las gratas y nobles obligaciones del hogar, sino que hemos encontrado verdaderos modelos de abnegación y de constancia en el cumplimiento de los deberes íntimos. Desde Sor Juana Inés de la Cruz, que fué siempre el ángel protector de sus compañeras de clausura, y que contrajo la enfermedad que la llevó al sepulcro á consecuencia de los trabajos y las veladas por asistir á las que se hallaban enfermas; Isabel Prieto de Landázuri, que fué notable por sus virtudes como esposa, como madre y como amiga, y Dolores Guerrero, que durante su corta existencia  y en la flor de su juventud se constituyó jefe y madre de sus hermanos menores, hasta las que hoy sacrifican sus horas de descanso á su propio adelanto y al adelanto común de sus compatriotas, han certificado con su vida y con sus obras que la mujer que raciocina y piensa cumple mejor con sus deberes porque se halla en posibilidad de comprenderlos.”

Ya ve, pues, el Sr. Lerdo y con él los enemigos de la ilustración de la mujer que sus apreciaciones respecto de ésta no tienen razón de ser, y que, lejos de serle perjudicial la adquisición de los conocimientos humanos, le es muy útil y provechosa, porque así comprenderá y practicará la verdadera virtud y sabrá cumplir dignamente con su misión, siendo no sólo la madre sino la primera maestra de sus hijos.

¿O se quiere que la mujer sea simplemente madre? Entónces suprímanse las escuelas y los institutos de educación para la mujer, ábranse conventos por todas partes, enciérresele en ellos, retrocédase aceleradamente en la marcha de la humanidad, y se obtendrán centenares de madres como sucedía en otros tiempos de no muy grata recordación.

Afortunadamente para la mujer y para nuestra patria, la época de su decaimiento social ha pasado para nunca más volver.

Por otra parte: también enseña la experiencia (y contra hechos no hay palabras), que todos los pueblos donde la mujer no ha cultivado ni cultiva su inteligencia con la fecundante savia de la ilustracion, son los que se ven más atrasados bajo todos aspectos; mientras que, por el contrario, los pueblos cuyas mujeres no encuentran trabas en su marcha intelectual, y nutren su entendimiento con el vivificante manjar de la ilustración son los que se hallan á la altura de la civilización moderna.

Sin ir tan léjos; en los Estados Unidos, por ejemplo, según las noticias que nos trae la prensa de aquella nación, hay en la actualidad más de 3.000,000 de mujeres que buscan honradamente su subsistencia dedicadas á diversos trabajos: unas ejerciendo la teneduría de libros, otras la tipografía, otras la litografía, otras la telegrafía, el comercio, el periodismo, la medicina y hasta la abogacía.

¿Y se puede decir que la gran República no marcha al frente de la civilización? ¿Y se puede sostener en conciencia que sus mujeres por atender á sus ocupaciones científicas no gustan de cuidar de su casa, de sus hijos, de su esposo, en una palabra, de cumplir con sus obligaciones domésticas? No, desde luego, porque los hechos hablan por sí solos.

Con lo expuesto basta y sobra, á nuestro juicio, para desvanecer las ideas retrogradas y los erróneos juicios que acerca de la mujer abrigan los pocos enemigos de su ilustración que existen al presente; y de no, ahí está en nuestro favor la gran mayoría de la prensa no sólo de nuestra República sino de todo el mundo civilizado que habla por nosotras, y con ella, la aprobación de todas las gentes sensatas y progresistas de la época.

Tomo I Monterrey

Marzo 15 de 1888. Número 12.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Opinión de la prensa

(Continúa.)

“La Violeta.”

Este simpático y bien escrito colega que se publica en Monterrey, ha tenido á bien remitirnos su apraciable cambio. Gracias mil, amable colega.―(El Titere, Guadalajara.)―

“La Violeta”

Hemos recibido el N.° 10 de este elegantemente impreso y bien escrito quincenal dedicado á las familias, que se publica en la ciudad de Monterrey N.L. México, siendo su directora la Srita. Ercilia García y Sria. la Srita. María Garza González.

Nosotros que conocemos lo interesante de esta ilustrada publicación para el porvenir del bello sexo en general, la cual lleva por lema el desarrollo social y la ilustración de la mujer, nos concretamos á desear que sigan sus dignas redactoras imprimiendo la constancia á sus afanes en tan difícil carrera hasta alcanzar el éxito de sus aspiraciones; la gloria en literatura; y, para que en todo tiempo nos impartan sus interesantes escritos con la misma deferencia con que hoy nos honran remitiéndonos el cambio.―(La Semana, Laredo Tex.)

“La Violeta.”

Este poético título lleva un periódico de literatura y variedades que se publica en la ciudad de Monterrey, (de Nuevo León), cuyo número 9 hemos recibido. Está redactado por apreciables damas de aquella ciudad bajo la dirección de la Srita. Ercilia García y es dedicado á las familias. Las bellas composiciones que contienen son dignas de leerse, y no podríamos dedicarles un singular elogio, porque cuanto está escrito por tan instruidas y estimables damas nos ha encantado. Estoy habla muy alto en favor del bello sexo regiomontano, á quien enviamos nuestras más sinceras felicitaciones deseando para “La Violeta” larga vida, progreso y millares de suscritores.―(El Demócrata, México.)

“La Violeta.”

Hemos recibido el núm. 9 de este simpático colega de Monterrey, escrito por inteligentes señoritas. Su material es como siempre, interesante y ameno.―(El Correo de las Doce, México.)

“La Violeta.”

Esta interesante publicación periódica de Monterrey nos ha honrado con su visita.

Ningún otro nombre más á propósito para un periódico redactado por señoritas.

La humildad y la modestia, simbolizadas en esa aromática florecilla, la violeta, son las virtudes gemelas que siempre anidan en el sensible corazón de la mujer, las flores más bellas que ciñen la frente de la virgen piadosa, los más límpidos fulgores que circuyen la cabeza de la madre cristiana.

Sincera y cordialmente felicitamos á la Redacción de “La Violeta,” y más que los fugaces laureles que pródigamente gala el mundo, les deseamos los perennes laureles de la virtus y las inmarchitables flores de la eterna bienaventuranza.―[“El Album de los Niños, San Jnan de los Lagos.]

“La Violeta.”

Este ameno y bien escrito quincenal que se redacta en Monterrey por varias señoritas, y del cual es directore nuestra simpáica amiga la Srita. Ercilia García, ha vuelto á perfumar nuestra mesa de redacción después de una corta temporada de suspensión.

Las redactoras de “La Violeta” habiendo vencido los obstáculos que las habían obligado á suspender su publicación, han vuelto á emprender sus tareas literarias con el mismo calor que ántes. 

Hacemos votos porque la interesante “Violeta” no se vuelva á suspender, y deseamos á sus inteligentes redactoras el mayor éxito en su empresa periódistica.(El Día, Villa García.)

Tomo I Monterrey

Marzo 1 de 1888. Número 11.

Quincenal de literatura, social moral y de variedades

Dedicado a las familias.

Opinión de la prensa

(Continúa.)

“La Violeta.”

Ha honrado nuestra mesa de redacción el número 8 de esta preciosa publicación quincenal, que escriben en Monterrey, capital del vecino Estado de Nuevo León, las ilustradas Sritas. Ercilia García y María Garza González.

“La Violeta,” es, en la prensa periódistica, un hermoso ramillete de perfumadas flores, cuyos artículos llenos de inspiración y poesía, se desbordan como un torrente de ideas, todo luz y sentimentalismo.

El número 8 que temo á la vista tráe un bien escrito editarial de la Srita. Ercilia García títulado: “Murió 87, Viva 88!” y en el que la inspirada escritora neoleonesa, deja ver toda la melancolía en que se abisma el corazón humano, en presencia de uno que se vá y que no se vá solo; pues que ese viejo barrendero de horas, como álguien el ha llamado, al ausentarse de nosotros, al mandarnos el adiós postrimero, nos roba con inaudita osadía, todas nuestras esperanzas en flor, todos nuestros ensueños queridos y todas nuestras ilusiones doradas; y antes que se aleje es preciso exclamar infinitamente conmovidos parodiando al inspirado cantor de las decepciones de la vida. ¡Oh juventud! Corta pronto las flores de tus vergeles y devora sus perfumes……¡Mañana será tarde! Mañana esos pétalos rosados y suavísimos como los lábios de una mujer querida, serán polvo inerte; los perfumes, tósigo mortal; el placer, un veneno; por más que á través del tiempo, siempre el veneno sea un placer……!

Quisiéramos hacer especial mención de cada uno de los artículos que engalanan el número á que nos venimos refiriendo; pero la falta de espacio no nos lo permite, y lo sentimos.

Nos concretaremos, pues á recomendar á todas las familias, esa publicación, que es como una fuente inacabable de moralidad y sentimiento.—(El Coahuilense. Saltillo.)

“La Violeta”

Una falange de ilustradas y encantadoras Señoritas, que comprenden la misión de la mujer en la sociedad, están escribíendo en Monterey un quincenal que lleva el mismo título de este párrafo.

Es directora de nuestro simpático y ameno colega, la Srita. Ercilia García, y secretaria la Srita. María Garza González.

Romper con las preocupaciones de una sociedad egoísta y refractaria al progreso; levantar la voz femenil, rebozante de dulzura y sentimiento, de cariño y de expresión, para cantar con sonoro acento las glorias de la familia, los triunfos del hogar y las virtudes de la mujer; despreciar las asechanzas de la envidia, que es el mejor pedestal del genio, para erguirse como el águila dominando las montañas, es misión sublime; es misión que sólo pueden cumplir las almas nobles y elevadas; por eso nos arrodillamos con respeto y veneración, con regocijo y entusiasmo, ante esos ángeles, precursores del porvenir y ardientes paladines de la ilustración y del progreso.

Viva mil años la modesta “Violeta.” Perfumando con sus hermosas producciones el santuario de la literatura, el templo de la ciencia y el cielo del hogar.―(La Relección Saltillo.)

“La Violeta.”

En Monterey (Nuevo Leon), se publica actualmente un periódico literario, redactado por señoras y señoritas de aquella localidad, según los números del 1 al 7 que hemos recibido. Nos proponemos saborear su lectura, no sin dar antes las más expresivas gracias por el obcequio, deseando no nos priven de las demás entregas para coleccionar la obra toda.―(La Sombra de Cepeda. Mérida de Yucatán)

“La Violeta.”

A mucha honra tenemos el haber sido visitados por este ilustrado cuanto interesante colega que vé la luz público en Monterrey, redactado con acierto por simpáticas y notables Señoriras. 

Recomendamos á las bellas lampacences la lectura de “La Violeta” ―[El Progresista, Lampazos.]